(Clase de Lengua. Los alumnos leen en voz alta un fragmento de Raquel, de Vicente García de la Huerta).
- Un momento. Recordad que tenemos que acompasar la voz con el contenido de lo que estamos diciendo.
- A mí también me ha parecido que Dani iba un poco acelerado.
- Sí, ya lo sé. Intentaba darle "agobio" al personaje de Alfonso.
- Muy bien. Pero creo que no se trata de exteriorizar sin más, sino de interiorizar.
- ¿Qué quieres decir con eso, Manuel?
- A ver. Primero, repasad cuáles eran los elementos del teatro que ya hemos estudiado, para captar su esencia. Si conseguimos darle al personaje esos matices propios de nuestra personalidad, acompasándolo con el clímax de la escena y el conflicto global, lo convertiremos en algo auténtico que gustará al público.
- ¿Y eso cómo se hace?
- No es fácil, Sergio, pero se trata de recordar, por ejemplo, una experiencia similar a la que tiene el personaje en escena (tristeza, alegría, desesperación, ironía...) y poner las palabras suene de esa manera... ¿Repetimos, entonces?