Actualmente las sociedades están inmersas en una discusión que al mismo tiempo es una realidad sobre el derecho que asiste a todo enfermo terminal a decidir por una muerte, que él considera digna. Pretendemos plantear algunas reflexiones sobre este controvertido tema con el fin de aclarar (esperamos) el concepto y ayudar a definir una postura en su planteamiento ante los hijos. Por otro lado, también es nuestro objetivo, acercarnos a este mundo tan desconocido para muchos como es el del enfermo terminal y el derecho que le asiste a una muerte digna. Lo que sí estamos seguros es que no nos vamos a decantar ni a favor ni en contra. Eso es papel de la conciencia, convicciones y creencias de cada uno.
Eutanasia, desde un punto de vista jurídico es la muerte provocada por propia voluntad y sin sufrimiento físico, en un enfermo incurable, a fin de evitarle una muerte dolorosa, y la práctica consistente en administrar las drogas, fármacos u otras sustancias que alivien el dolor, aunque con ello se abrevie su vida (eutanasia activa). En caso de que sea por omisión, hablaríamos de la eutanasia pasiva. Hacer una valoración moral de la eutanasia basándonos en si es activa o pasiva, conduce fácilmente a equívocos. El término deriva del griego eu (bien) y thanatos (muerte), y significa "buena muerte". Caen fuera de este concepto las muertes causadas a enfermos ancianos, enfermos mentales, y otros, que se estimarán simples homicidios e incluso asesinatos. Tampoco se considera eutanasia el no aplicar al enfermo incurable un medio extraordinario de coste muy elevado o de sofisticada tecnología que puede procurar el alargamiento de su vida, pero no la curación (ortotanasia).
Por lo general, en la actualidad si la eutanasia se practica sin el consentimiento de la persona, la mayoría de los ordenamientos la consideran delito de homicidio, y si se lleva a cabo con consentimiento, delito de auxilio al suicidio. Con todo, un médico puede, sin embargo, decidir la no prolongación de la vida de un paciente desahuciado, o la administración de una droga que le aliviará el sufrimiento, aunque le acorte la vida. El problema se suele plantear cuando la víctima se encuentra imposibilitada para prestar el consentimiento y no había manifestado nada al respecto con anterioridad.
El debate sobre la licitud moral de la eutanasia ha llegado a exacerbarse tanto que incluso se han creado asociaciones que claman por el reconocimiento de un legítimo derecho a morir con dignidad. El movimiento para la legalización de estas prácticas comenzó en Inglaterra en 1935, con la creación de la Asociación por la Legislación de la Eutanasia Voluntaria , que después se denominaría Asociación para la Eutanasia. Años después se fundó otra asociación con el mismo objeto en Estados Unidos. En España ha cobrado pujanza la Asociación Pro Derecho a Morir Dignamente.
Los medios de información nos salpican constantemente con noticias sobre enfermos terminales y el difícil papel que juegan los familiares en la situación de decidir qué hacer. En una ocasión, la Corte Suprema de Canadá no admitió el homicidio por compasión para un hombre que mató a su hija disminuida, tetrapléjjica y con parálisis cerebral alegando que quería poner fin a los sufrimientos de la niña. El padre manifestó que en ningún momento quiso hacer daño a la niña..., pero el planteamiento es ¿hasta qué punto tiene un hombre derecho a quitar la vida a otro que se encuentra enfermo?, ¿se considera igual efecto ayudar a morir que dejar morir por omisión?
En España conocemos más este tema y nos encontramos más sensibilizados después de que en el cine hayamos asistido y conocido de cerca la vida y los últimos días del tetrapléjico gallego Ramón Sanpedro que se quitó la vida en 1998 después de defender ante los tribunales durante años su supuesto derecho a morir. Esta película fue presentada por Alejandro Amenábar en el Festival de Venecia y pretendía reavivar en nuestro país el debate sobre la eutanasia.
Los hay que dicen que frente al derecho a morir está el derecho a la vida y la normalización socio-familiar del enfermo terminal. Al frente de este último postulado se encuentran las asociaciones de Lesionados Medulares y Grandes Minusválidos centradas en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo que desde 1974 es el centro de referencia para el tratamiento y rehabilitación de las lesiones medulares espinales.
En oposición a la película de Amenábar y las ideas a favor a la eutanasia, las asociaciones de Lesionados Medulares publicaron un manifiesto donde afirmaban que "son únicamente opiniones muy particulares que no reflejan en absoluto las percepciones, sentimientos, intenciones e incluso objetivos que tiene globalmente nuestro colectivo" Lo que piden los minusválidos de estas asociaciones a la sociedad, es que su vida sea lo más normalizada posible y que su movilidad reducida no constituya un obstáculo insalvable. Estas asociaciones disponen de una web (www.infomedula.org) que recoge un amplio abanico de preocupaciones y recursos: información acerca de las lesiones medulares y las actividades científicas sobre su tratamiento; vivienda adaptada, ventajas fiscales; trabajo (recursos de empleo en la red, teletrabajo, ayudas...); ocio, etc. En estas asociaciones se defiende el derecho a la vida del enfermo. En el Hospital de Parapléjicos se adiestra a pacientes y familiares para que puedan manejarse lo mejor posible en la vida diaria. También se les prepara para desarrollar trabajos compatibles con sus lesiones, especialmente en el mundo de la informática.
Pero parece que el argumento de la legalización de la eutanasia como un derecho a una "muerte digna" es menos novedoso de lo que se cree. Hay quien establece dos factores que fortalecen hoy la defensa de legalizar la eutanasia: por un lado, el enorme aumento de las posibilidades de prolongar la vida mediante aparatos. La decisión de no hacer uso de estos medios o de dejar de usarlos en algún momento parece equivalente a matar por omisión. El otro y decisivo factor descansa en una tendencia de la civilización desarrollada que considera, por una parte, que divertirse o sentirse bien, es la meta máxima del hombre, y por otra que el deber moral supremo es optimizar el mundo mediante el aumento de la cantidad de sentimientos agradables. Por tanto, y como consecuencia, hay que desterrar o eliminar todo aquello que impida conseguir este fin, entre ellos, el dolor, la enfermedad, el sufrimiento, etc.
En otro orden de cosas, hemos sabido que en Holanda está legalizada la eutanasia activa bajos ciertas circunstancias que se traducen en la posibilidad de que un médico "ayude a morir" a pacientes que lo pidan repetidamente, no puedan soportar sus sufrimientos y se encuentren en estado terminal. Es decir, parece que el "derecho a pedir una muerte digna" ha pasado a ser el "derecho a dar una muerte digna" Y es que querer morir dignamente es una aspiración legítima, sensata y coherente ya que la dignidad y la dulzura son dos cualidades que hacen al hombre más humano. Pero la pregunta es ¿cómo se muere uno dignamente?, ¿qué es más digno, esperar pacientemente la llegada de la muerte, luchando en lo posible por mitigar el dolor, o morir sin dolor a manos de otro hombre? Ante estas preguntas hay que afirmar que el respeto a la dignidad de la vida humana es un fundamento esencial de la sociedad, por lo que la eutanasia debe considerarse como un acto de intolerancia inaceptable, por muy presuntamente nobles y dulces que sean los medios que se utilicen. Los que están en contra llegan más lejos y preguntan ¿quién cree el hombre que es para decidir que una vida está de más, es inútil, no tiene sentido, o no tiene derecho a vivir?
No hay que confundir la eutanasia con la interrupción de un tratamiento inútil, de común acuerdo entre médicos, familiares y el propio enfermo. Eso no es eutanasia, es evitar la obstinación o ensañamiento terapéutico. La cuestión entonces es dónde acaba el tratamiento y dónde empieza el ensañamiento terapéutico en cada caso particular. Parece que está claro que compete al médico determinarlo con prudencia, basándose en sus conocimientos y de acuerdo con el paciente o los allegados. Pero si hay por medio un "testamento vital" que obliga por ley, hará falta una interpretación auténtica para aplicarlo en la situación peculiar del enfermo incapaz de expresarse.
Y hablamos del "testamento vital" porque ya, en Cataluña, se establece que cualquier ciudadano podrá manifestar por anticipado qué tratamientos desea o no recibir en caso de incapacidad para prestar consentimiento. La declaración tiene que ser firmada ante notario o ante tres testigos, de los que al menos dos no tengan relación de parentesco ni patrimonial con el interesado. El declarante puede prohibir que se le mantenga en vida por medios artificiales, pero no pedir que se le acelere la muerte.
Donde está reconocido el "testamento vital" (living will) tiene por finalidad primordial evitar el "ensañamiento terapéutico". Ha de servir para que el médico tenga información fidedigna de la voluntad del paciente, si este se encuentra en estado terminal y no puede expresarla.
Esto que acabamos de afirmar acarrea una serie de problemas porque parece que los legisladores no se han acordado de los médicos al redactar esta norma. En Estados Unidos, el Hastings Center, institución dedicada a estudios de bioética, realizó una encuesta a médicos y manifestaron escepticismo y reservas con respecto al "testamento vital". Hay gran distancia entre la declaración hecha en frío y con salud, y la situación real de un enfermo próximo a la muerte. Dicen que una persona no puede realmente saber cuáles serán sus preferencias en caso de enfermedad terminal. Si un "testamento vital" proscribe un determinado tratamiento, por inútil, puede haber quedado anticuado cuando llegue la hora de aplicarlo ya que lo que en su día es un medio extraordinario, al cabo de unos años, puede ser una terapia muy segura y eficaz.
Por otro lado, si un "testamento vital" da instrucciones muy generales como "no deseo que se me apliquen tratamientos inútiles, que solo sirvan para retrasar la muerte", no deja de ser algo ya reconocido, pues se incluye en algunos códigos deontológicos como el de Cataluña.
Por tanto, ante estas cuestiones podemos concluir que las instrucciones de todo "testamento vital" son necesariamente hipotéticas. En principio, es una buena idea pero suscita reservas siendo la más grave la de que puede enturbiar la confianza en la relación terapéutica y condicionar la prudencia del médico.
Quienes defienden la legalización de la eutanasia suelen invocar al supuesto derecho individual a disponer de la propia vida, o bien a lo que consideran una manifestación de solidaridad social. Sin embargo, parece claro que esforzarse por mitigar el dolor es positivo, pero proponerse eliminarlo por encima de cualquier otro valor, incluso atentando contra la vida de un inocente, es un grave error..., los contrarios dirían que el fin no justifica los medios.
Los contrarios a la eutanasia defienden la "declaración de querer vivir" ante la posibilidad de que a uno le ayuden a morir sin que lo pida. No obstante, cuando la muerte es ya inminente e inevitable, es lícito tomar en conciencia la decisión de renunciar a tratamientos que procurarían solo una prolongación precaria y penosa de la vida, porque hay una gran diferencia ética entre 'provocar la muerte' y 'permitir la muerte'; la primera actitud rechaza o niega la vida, la segunda acepta su final natural.
Algunas webs de asociaciones, expertos, organismos, etc., que se pronuncian a favor o en contra sobre el tema y donde podemos profundizar en los distintos planteamientos:
Asociación Pro Derecho a Morir Dignamente:
http://personal2.redestb.es/admd/continguts.htm
Conferencia Episcopal
http://www.conferenciaepiscopal.es/pensamos/eutanasia2.htm
Federación Mundial de Asociaciones Pro Derecho a Morir:
http://platea.pntic.mec.es/~macruz/enlaces/etica/eutanasia.html
Academia Pontificia para la Vida
http://www.franciscanos.org/docecle/eutanasia.htm
Sociedad Europea de Cuidados Paliativos
http://www.secpal.com/eapc_old/circular02.html
Asociación Médica Mundial
http://www.diariomedico.com/asesor/terminales.html
Universidad de Navarra. Facultades de Medicina, Ciencias y Farmacia
http://www.unav.es/cdb/uncib3b.html
Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea
http://www.europarl.eu.int/charter/pdf/text_es.pdf
Asociación Catalana de Estudios Bioéticos
http://www.aceb.org/term.htm
Asociación Sevillana en Defensa de la Vida
http://www.provida-sevilla.com/PUNTO%20DE%20VISTA.htm
Asociación Valenciana para la Defensa de la Vida
http://www.provida.es/valencia/
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