La televisión
es uno de los recursos de comunicación audiovisual
más poderosos. Hace del mundo una aldea global. Tenemos
la posibilidad de estar asomados a una pantalla que de inmediato
nos presenta lo que acontece en cualquier punto del planeta.
Las posibilidades
educativas que tiene son espectaculares, la fuerza comunicadora
de la imagen al presentarnos de manera tan intuitiva fenómenos,
acontecimientos, procesos... hace que su potencial educador
y formativo sea enorme en sí mismo, pero todas las
posibilidades educativas que pueda tener, en la práctica
depende del uso que se le quiera dar.
Produce
tristeza que un medio tan poderoso como la televisión
se utilice para fines tan pobres como los que vemos con tanta
frecuencia en los canales, donde las audiencias es el criterio
más importante para mantener o quitar un programa,
al margen de la validez formativa y técnica que tenga
programa.
Ante esta
"invasión de la imagen" los padres necesitamos
tener unos criterios respecto al uso de la televisión
en la casa
El
uso de la televisión
1º.-Conviene
limitar el tiempo que los hijos están delante de la
pequeña pantalla, por tanto es necesario seleccionar
lo que se quiere ver, teniendo una información previa
del contenido de los programas. Fijar una norma cuanto antes,
si se quiere que la TV juegue sólo un pequeño
papel en la vida de los niños.
2º.-
Planificar el horario de ver la TV. Sólo se
ha de conectar el televisor cuando haya un programa concreto
que se desee ver. No es adecuado conectar el televisor a cualquier
hora y tenerlo como música de fondo. Si los padres
ven televisión indiscriminadamente lo mismo harán
sus hijos.
3º.-
Proporcionar al niño alternativas para distraerse.
No utilizar el televisor como si fuera la niñera, excepto
ocasionalmente. Mejor es que el niño practique otras
actividades agradables que le mantienen entretenido y ocupado.
4º.-
Negociar con el niño el tiempo que se va a ver la
televisión. Coloque el plan de sesiones cerca del
televisor. El niño debe saber que habrá una
penalización si se incumplen los horarios, como puede
ser la pérdida de los acuerdos respecto a la televisión
que se verá al día siguiente.
5º.-
Ver la televisión juntos. Siempre que sea posible
los padres deberían ver la TV junto a sus hijos y,
de este modo, hablar de lo que están viendo. Así
se potencian los efectos positivos de la TV y se disminuyen
los negativos. Si el niño ve y discute los programas
con un adulto que le da explicaciones de lo que ve en la pantalla,
estará más protegido
6.- Ver
la TV de manera crítica ante los mensajes que aparecen.
Esto se irá consiguiendo si se les enseña a
distinguir lo real de lo ficticio, los hechos de las opiniones,
lo moralmente correcto de lo incorrecto. Estas distinciones
se aprenden en la medida que se crea en la familia la costumbre
de comentarlos.
7.- Hablar
de lo que se está viendo. ¿Es una historia
real o una fantasía?, ¿es algo peligroso o algo
bueno?, ¿qué piensas de los personajes?, ¿qué
sientes viendo este programa? Anime a inventar nuevos finales.
8.- Discutir
las noticias. El hecho de discutir el contenido de las
noticias ayudará a que el niño entienda con
más facilidad lo que está ocurriendo en el mundo.
9.-
Hablar de la publicidad. Enseñe a contemplar
los anuncios con ojo crítico y que así entienda
que el objetivo es vender algo. ¿Parece un juguete
tan bueno en la tienda como en la pantalla?, ¿qué
consiguen los vendedores repitiendo muchas veces un anuncio?...
10.- Cambiar
los hábitos televisivos en el hogar. Cuando el
niño se ve que es teleadicto y ve más la TV
de lo que los padres quisieran, es necesario provocar cambios
¿Cómo? Alternar la TV con otras actividades:
"¿Quieres ver tu programa favorito a las 8.30?
¿qué te gustaría hacer hasta entonces?".
Los padres pueden sugerir juegos de mesa, la lectura de un
libro, escuchar música, pasear, repasar ejercicios
escolares...
11.- Utilizar
la televisión como recompensa. Cuando un niño
disfruta con la TV, el hecho de verla es un reforzador natural
de otros comportamientos. Se puede utilizar la TV como reforzador
para conductas que se pueden mejorar.
Efectos que produce
la permanencia excesiva ante la pantalla de TV:
Trastornos del sueño. Ver programas violentos,
excitantes o ruidosos a la hora de acostarse, altera el ritmo
biológico del sueño. Priva del número
suficiente y recomendable de horas de sueño que ha
de tener un niño.
Consumismo.
Incita a los niños a comprar todo lo que aparece en
la pantalla. Carecen de un sentido crítico para saber
si conviene comprar o no lo que tan frecuentemente aparece
anunciado en las pantallas. Véase la correlación
existente entre anuncios de juguetes y venta de los mismos.
Falta de desarrollo social. Por estar excesivo en contacto
con la pantalla produce una carencia de contacto social, lo
que ocasiona un déficit de relaciones con los demás
sociales, y una falta de habilidades sociales.
Pasividad. Lo propio de la TV es incitar a la pasividad intelectual
en cuanto el espectador no se expresa, no habla, asume acríticamente
lo que aparece. Genera un perfil muy típico entre los
niños que permanecen muchas horas frente al televisor,
caracterizado por abulia en la voluntad y déficit en
la atención y concentración.
Tendencia a confundir lo imaginativo con la realidad. Los
niños tienen una imaginación muy desarrollada
en este periodo evolutivo, les puede faltar el suficiente
espíritu crítico para saber distinguir lo que
es producto de la imaginación de lo que tiene un fundamento
en la realidad entre lo que aparece en las pantallas.
Más tolerancia a la violencia y a las conductas delictivas.
El acostumbramiento por frecuencia en aparición en
las pantallas de conductas delictivas y violentas hace que
se dé una permisividad mayor hacia este tipo de conductas
por parte de los espectadores.
Falta de iniciativa y creatividad. La permanencia frente al
televisor merma la iniciativa para buscar otras formas más
enriquecedoras para aprovechar el tiempo de ocio. De igual
manera no estimula la creatividad en los niños como
lo hace los juegos.
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