Al
igual que hemos hecho con otros artículos como en el
de prevención de accidentes en el hogar, etc., pretendemos
dar a conocer, o en todo caso, recordar aquellas pautas generales
de actuación para garantizar una vida sana en el hogar,
para todos los miembros de la familia. Se trata de medidas
que los padres deben conseguir alcanzar y que, sin lugar a
dudas redundarán en el bienestar propio y el de los
suyos. Aquí tratamos de la actividad física,
de la dieta, del consumo de drogas, de la higiene, entre otras
y que beneficiarán a los hijos por que son garantes
de prevención de enfermedades y de calidad de vida.
Por tanto, veamos cuáles son esas MEDIDAS GENERALES
DE SALUD.
La primera sería llevar una actividad física
regular. El ejercicio físico continuado puede
retrasar o impedir la aparición de enfermedades degenerativas,
causantes a su vez de distintos tipos de incapacidades muy
frecuentes en las sociedades desarrolladas. Previene la obesidad
y la enfermedad coronaria, prolonga la fortaleza de los huesos
y de los músculos y disminuye la ansiedad.
Otra
medida es llevar a cabo dietas alimenticias
adecuadas. Una dieta sana debe contener cantidades
proporcionadas de todas las sustancias nutritivas esenciales:
calorías, vitaminas, proteínas y minerales
esenciales. |
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Hay
que tener en cuenta que las enfermedades cardiovasculares
están originadas en gran medida por hábitos
nutricionales inadecuados a la clase de vida que se
hace. El cáncer de colon, el estreñimiento
y otras alteraciones digestivas están motivadas
por dietas alimenticias pobres en fibras. Los niveles
de colesterol y la hipertensión, los dos factores
de riesgo más importantes en la aparición
de la enfermedad cardíaca coronaria están
asociados a una dieta rica en grasas y sal. |
Aunque
la dieta sana depende de la edad, el sexo, el tamaño
del cuerpo y el estado de salud, en general podemos aconsejar
lo siguiente (sobre todo para los padres):
a) Disminuir al mínimo el consumo de grasas animales,
cuando se llega a una mediana edad y se hace vida sedentaria.
b) Aumentar el consumo de verduras, frutas y alimentos ricos
en fibra.
c) Disminuir el consumo de azúcar, dulces y harinas
refinadas.
d) Evitar el consumo excesivo de alcohol.
Reducir el consumo de drogas. Muchos tipos
de cánceres, enfermedades del aparato respiratorio,
enfermedades cerebrovasculares, etc., están íntimamente
relacionadas con el consumo de drogas. Fundamentalmente el
alcohol y el tabaco causan verdaderos estragos en los seres
humanos. La heroína también se está convirtiendo
desgraciadamente en “protagonista” de las crónicas
negras y de sucesos.
Hábitos adecuados de higiene. La caries
dental es un problema de salud que afecta a más del
95 por 100 de la población en las sociedades desarrolladas
y está originada por prácticas dietéticas
equivocadas y sobre todo por falta de higiene. Existen también
otras enfermedades y problemas de salud como la hepatitis,
tuberculosis, gripe, pediculosis (piojos), o enfermedades
de transmisión sexual, cuyo contagio está facilitado
en gran medida por la ausencia de hábitos adecuados
de higiene.
Es importante cepillarse los dientes por lo menos dos veces
al día, después de desayunar y antes de acostarse,
lavarse las manos antes de comer, ducharse diariamente y lavar
con cuidado todos los alimentos que se coman crudos.
Autoobservarse y consultar al médico.
Existen muchos procesos patológicos que resultan más
fáciles de curar si se diagnostican precozmente. Para
ello son importantes la observación y la autoobservación.
Por ejemplo; detectar anomalías en el desarrollo del
bebé, autoexplorar las mamas para poder notar la aparición
de cualquier tumoración o masa sospechosa, etc.
Intentar llevar una vida lo más relajada posible.
Para ello habría que olvidar los comportamientos competitivos
y ambiciosos, la sensación continua de “falta
de tiempo” y realizar los actos de la vida cotidiana
con prisa y atolondramiento. Quizá una mejor organización
de nuestro tiempo y el convencimiento de no querer soportar
una existencia agobiada, nos ayuda a conseguir pautas de comportamiento
que disminuyan en gran medida la tensión nerviosa,
causa de múltiples trastornos.
Es importante dormir suficientemente y contar a lo largo del
día con momentos sin nada que hacer, espacios vitales
dedicados a nosotros mismos, a nuestros hijos, para poder
reflexionar, escuchar música, leer, etc. Es muy saludable
“perder el tiempo” de vez en cuando.
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