¿Saben
que en España (como en gran parte de países
desarrollados) los accidentes caseros son la primera causa
de muerte en niños de 1 a 14 años? La causa
de accidente supera a las muertes causadas por enfermedades
(tomadas en conjunto) como la tuberculosis, difteria, polio,
sífilis, fiebre reumática y apendicitis. Estamos
de acuerdo que el riesgo de accidente infantil es algo intrínseco
al mismo desarrollo del individuo. A la exploración
se une la falta de noción de riesgo, la búsqueda
de límites y eso conlleva la exposición al peligro.
La clave está en la prevención
pero no siempre podemos evitar el accidente. En el presente
artículo pretendemos tratar qué medidas se pueden
llevar a cabo en casa, en cada una de las dependencias de
la misma para evitar una accidente; no obstante, si este no
se puede evitar los padres deben conocer unas pautas sencillas
que se han de desarrollar en caso de accidente infantil tanto
con las heridas como con quemaduras, congelaciones, traumatismos
y un largo etcétera.
La primera norma que aplicaremos siempre
en caso de un accidente doméstico infantil es actuar
con sentido común teniendo presente que “es mejor
no hacer nada que hacerlo mal”.
Antes de empezar a tratar las pautas de conducta a desarrollar
en caso de accidente infantil queremos hacer referencia al
informe "Percepción de los padres del riesgo de
accidente infantil" de la Consejería de Sanidad
de la Comunidad de Madrid donde se nos indican tres tipos
de conducta por parte de los padres:
• Conductas evitativas. Consisten
en retirar del alcance de los pequeños todo aquello
que pueda ser causa de riesgo; funcionan cuando los
niños son más pequeños e irán
desapareciendo a medida que crecen y se familiarizan
con el entorno.
• Conductas prohibitivas. Forman
parte de la imposición de límites apareciendo
cuando ya comprenden órdenes; la prohibición
siempre estará señalando un deseo de los
padres, que los hijos tratarán de investigar
para poderlo asumir e interiorizar; también puede
ser generadora de inseguridades y culpa.
• Conductas formativas. Basadas
en el entrenamiento que siguen los padres con los hijos
para que se vayan responsabilizando de sus propios riesgos.
Suponen la aceptación de los fracasos en la búsqueda
de sus propios límites; en definitiva, se trata
de que el niño aprenda a cuidarse solo en la
independencia, enseñándole los peligros
y las formas de evitarlos.
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Estos
tres tipos de conducta van evolucionando desde las más
evitativas a las más formativas a medida que los niños
y niñas van creciendo.
Como hemos dicho, en la prevención está la clave.
Veamos algunas ideas sencillas para llevarla
a cabo:
Ser conscientes de los límites reales de los
hijos en su maduración y no proyectar los miedos
imaginarios de los padres.
Adecuar el entorno a las necesidades del niño:
poner los medios para que actúe con libertad
sin que le pase nada (¿saben aquello que hacen
los abuelos cuando les van a llevar los nietos a casa...?
Facilitar que experimente con sus propios límites
y que él mismo pueda encontrarlos, cuidando de
que no se produzca daño.
Vivir las relaciones con los hijos desde el descubrimiento
permanente porque no es posible conocerlos en su totalidad
pues están en constante cambio.
Precisar los límites de lo prohibido y lo permitido.
Dicho aprendizaje es bidireccional: los hijos también
enseñan a los padres a serlo.
Educar a los hijos desde pequeños a percibir
los riesgos y a que se autoprotejan.
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Los accidentes por CAÍDAS son los
más frecuentes en el hogar. Casi la mitad de las muertes
por accidentes domésticos, son por caídas. La
prevención de éstas depende por un lado de mantener
adecuadamente la superficie de los pisos y de la eliminación
de cualquier obstáculo peligroso.
Los INCENDIOS en las instalaciones eléctricas
pueden ser el resultado de una sobrecarga en los circuitos,
de cables defectuosos, de material aislado deficientemente,
de interruptores defectuosos y del mal empleo de los aparatos
eléctricos. Además de causar quemaduras y provocar
incendios, la electricidad no manejada correctamente puede
ocasionar conmociones e incluso la muerte, como consecuencia
de fuertes descargas de la instalación eléctrica.
En las casas antiguas se debe revisar la instalación
ya que los aparatos eléctricos modernos demandan mayor
carga de corriente. Se puede provocar un calentamiento por
una sobrecarga que puede ocasionar un incendio.
Los cables de los aparatos eléctricos no deben pasar
por encima de radiadores o tuberías. No se deben tocar
los aparatos eléctricos cuando se encuentra uno en
la bañera, parado sobre un piso húmedo o con
las manos mojadas. Los enchufes no deben desconectarse tirando
del cable sino del enchufe mismo. Una plancha eléctrica
nunca debe dejarse conectada, ni por un solo instante. Es
indispensable disponer de un buen extintor en sitio adecuado
para el caso de que se produzca un incendio incontrolado.
Veamos a continuación lo que debemos hacer en caso
de que sucedan algunos de los accidentes más comunes
en el hogar. Las HERIDAS pueden ser incisas
(cuchillos, hojas de afeitar...); contusas
(caídas, golpe...); punzantes (palos
con punta fina...) y pueden provocar los siguientes EFECTOS:
Las
QUEMADURAS forman parte de los accidentes
más frecuentes en casa, produciéndose casi siempre
por acción del fuego, aceite caliente, agentes químicos,
planchas, electricidad...Los elementos determinantes de la
gravedad de la quemadura son: profundidad,
localización, extensión y edad del niño.
Se clasifican en:
• De primer grado: consisten sólo en un enrojecimiento
doloroso de la piel.
• De segundo grado: se produce enrojecimiento de la
piel y la aparición de ampollas con emisión
de líquido cuando se abren.
• De tercer grado: alcanza la zona subcutánea
y produce destrucción de tejidos y terminaciones nerviosas,
necesitando para su correcta reparación "injertos
de piel".
En
el caso de las CONGELACIONES las sintomatologías
son muy similares a las quemaduras con excepción de
la congelación en primer grado, que produce piel fría,
pálida e insensible.
También
uno de los accidentes más habituales en el hogar son
los TRAUMATISMOS que pueden ser esguinces
(lesión de origen traumático, caracterizada
por la distensión o rotura de uno o varios ligamentos
de una articulación); fractura o rotura de
uno o varios huesos y luxación o dislocación
de un hueso al salirse de su articulación. En estos
casos hay que actuar de la siguiente manera:
Hay
momentos en el año en que los niños están
más tiempo al aire libre y es más fácil
sufrir PICADURAS que pueden ser de mosquitos
(atraídos por el sudor, humedad, calor), de abejas
y avispas, de escorpión (puede llegar a producir sudores,
dolores abdominales) y en el medio acuático es posible
sufrir una picadura de medusa que produce reacciones inflamatorias
con fuerte dolor en la zona de contacto, apareciendo incluso
ampollas con fuerte prurito.
También
es conveniente tener en cuenta las MORDEDURAS en época
en que se vive más al aire libre. La prevención
antirrábica es fundamental. Es conveniente capturar
al animal que produzca la mordedura y mantenerlo en observación
durante diez días. Veamos qué medidas debemos
tener en cuenta en este caso.
Por último
nos vamos a detener en el caso de las INTOXICACIONES
y ENVENENAMIENTOS. No es extraño que
en casa se acumule gran cantidad de productos de limpieza,
insecticidas, medicinas y otros artículos venenosos.
Es normal que las muertes por envenenamiento accidental continúen
aumentando. Cerca de un 41% de ocasiones este tipo de accidentes
se produce con productos de limpieza industriales y domésticos;
en un 25% se produce por medicamentos; por cosméticos
en un 10% y el resto por pegamentos, ambientadores, barnices
y pinturas, etc. En estos casos debemos tener en cuenta el
siguiente cuadro:
No
podemos terminar estos apuntes sin hacer una sencilla referencia
al BOTIQUÍN en casa y los componentes
con que debe contar. Debemos garantizar que tenemos el material
necesario para atender posibles urgencias. Por otro lado,
es conveniente disponer de las direcciones y teléfonos
donde acudir en caso de accidente. No debemos considerarlo
como un cajón donde almacenar medicamentos (estos debemos
guardarlos en otro lugar), ni siquiera los de uso cotidiano.
De forma orientativa, un botiquín debería contener
lo siguiente:
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