Una
de las primeras condiciones para crear una buena relación
niños-comida es la PACIENCIA. Las
prisas y la obligación son enemigos de los buenos hábitos
alimentarios. Los padres deben mostrar una actitud saludable
y positiva hacia la comida considerando todos los aspectos
que en ella confluyen: en el supermercado, en la cocina, sentados
en la mesa, etc.
Es
muy importante que el mundo de la comida esté rodeado
de estímulos agradables y positivos. No es recomendable
que mientras se come se hable de problemas o se discuta.
Tampoco
la comida se utilizará como premio o castigo ni para
tranquilizar al niño. La comida es un fin en sí
misma por lo tanto no puede ser un medio para conseguir cosas
ni tampoco para que los padres estén contentos.
Si
el niño atribuye a la comida un valor emocional podemos
terminar teniendo una mala relación con los alimentos.
Así mismo si los padres convierten al niño en
un “pinche de cocina”, colaborando en tareas adecuadas
a su edad, y le piden que acuda con ellos al supermercado
metiendo algunas cosas en la cesta o ayudando en el menú
semanal harán más positivo el mundo de los alimentos
y conseguirán una buena relación con ellos.
Es
aconsejable que el niño se sienta en la mesa con la
familia cuanto antes y respete el horario de comidas. La rutina
tranquiliza al niño y le da seguridad. Aquí
mostramos un RITUAL orientativo que seguro
más de uno conoce y pone en práctica o ha puesto
más de una vez:
ANTES
DE LA COMIDA |
1.
Lavarse las manos.
2. Ayudar a poner la mesa.
3. Sentarse (en la silla o trona)
4. Colocarse el babero (si lo necesita) |
DESPUÉS
DE LA COMIDA |
1.
Quitarse el babero.
2. Ayudar a recoger la mesa.
3. Lavarse las manos. |
Podemos
adoptar otro programa o ritual que quizá sea más
adecuado. Se concreta de la siguiente forma. Cuando la madre
o el padre pongan la cantidad de comida en el plato, ésta
irá al principio en platos pequeños y de manera
justa para que se termine todo. Poco a poco se aumentará
la ración. Después de que el niño haya
cumplido su primer año debe tener
su plato y sus cubiertos, con un vaso de plástico y
con asas.
Y
sintiéndolo mucho para una gran mayoría de padres
que lean este artículo hay que decir que se deben evitar
estímulos que distraigan la atención de los
niños como la televisión.
Cuando
superan el año y medio querrán
“jugar” con la comida y no admitirán ayuda
de ningún tipo. Es conveniente respetar esta tendencia
natural siguiéndole la corriente y ayudándole
sin que se note. Aunque se manche recordemos la REGLA
DE ORO: PACIENCIA E INSTRUCCIONES CLARAS Y SISTEMÁTICAS.
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Cuando
el niño pase de los 2 años
es buen momento para utilizar el tenedor y enseñarle
cómo debe comportarse en la mesa. También
es un momento ideal para introducir nuevos alimentos
no dejando que él escoja. |
A partir de los 3 años puede comenzar
a rechazar algún alimento: hay que evitar las discusiones
y afrontar la situación con alternativas inteligentes:
rebozados, en trocitos, etc.
Después
de los 4 años ya se le puede llevar
a algún restaurante.
Los
padres deben enseñar a los hijos que comer es un auténtico
placer. Sin traumas, sin precipitar las cosas. La buena nutrición
empieza por disfrutar en la mesa, todos juntos, sin dramas,
sin broncas ni chantajes; intentando que esos ratos que la
familia se reúne sean de verdadera armonía y
agradable conversación. No hacer una tragedia por que
quieran mezclar el plátano con foie-gras.
Todo
lo dicho hasta el momento nos está pareciendo muy bien
mientras las cosas van bien pero, claro, más de un
lector estará pensando en una cuestión clave:
¿QUÉ HACER CUANDO LOS NIÑOS NO
COMEN? Todos los padres quieren que sus hijos coman
bien. La falta de apetito es uno de los problemas que más
atormentan a los padres llegando a producir dramas familiares.
Antes
de entrar en la batalla veamos algunas causas:
1.
Pocas veces es un trastorno orgánico. Sólo
si la inapetencia es crónica se puede efectuar
un chequeo.
2. Puede aparecer la inapetencia antes o después
de una enfermedad.
3. Hay temporadas como el verano que influyen negativamente
en el apetito.
4. Vigilar los “picoteos” entre horas.
5. Hay dos épocas críticas: alrededor de
los 10 meses y cerca de los 2 años. |
Sin embargo la mayoría de los conflictos
obedecen a causas emocionales: el niño se niega a comer,
los padres se preocupan...
Este
círculo vicioso se puede romper sirviéndole
su comida favorita, prestándole mucha atención
y cariño fuera de las comidas y no culpabilizándole
de nada. También nos pueden ser de utilidad las siguientes
pautas:
1.
Actuar y no discutir con el niño.
2. Constancia con el plan.
3. Cuando pase el tiempo pactado retirar el plato sin
explicaciones.
4. Calma ante los intentos de rebeldía.
5. El éxito es del niño, no presumamos
los padres.
6. Los padres deben mentalizarse para los momentos duros. |
Y
es que no debemos olvidar que LA CONSTANCIA ES UN
ARMA IMPRESCINDIBLE PARA EDUCAR. No deben pensar
los padres que es tarea fácil educar en una nutrición
correcta a un niño inapetente ni que aun siguiendo
las pautas y recomendaciones anteriores se solucionará
el problema en una semana.
Se come por necesidad no por obligación. El hambre
es la normal demanda de alimento. Es diferente al apetito
que es el normal deseo de satisfacer el gusto. La conducta
alimenticia necesita una guía y nadie mejor que la
madre, el padre o ambos para afrontarlo.
A modo de resumen digamos que cuando el apetito es bajo puede
ser un fenómeno natural que clasificaremos en transitorio,
global o parcial. La falta de apetito es
transitoria cuando existe un trastorno orgánico
ocasional; cuando existe un trastorno psicológico o
si existe un trastorno funcional subyacente. Por otro lado,
hablamos de falta de apetito global si el
niño rechaza todos los alimentos por lo que estaríamos
ante un proceso orgánico. La falta de apetito
es parcial si el niño come unas cosas
sí y otras no, se trata en este caso de un error pedagógico.
Ya que estamos hablando de la inapetencia, es interesante
recordar algunas curiosidades sobre la misma:
A los niños no les gustan los sabores fuertes.
Tampoco se debe imponer “la prisa” que tenemos
los adultos.
Puede ser beneficiosa una separación transitoria
entre padres e hijos.
Obligar a un niño a comer algo que no quiere
puede ser contraproducente. |
Como
última recomendación hay que decir que si el
problema se hace crónico y llega a crear malestar emocional
sin soluciones en la familia, es el momento de consultar con
un especialista. Es el caso de los DESORDENES ALIMENTARIOS
EN LA ADOLESCENCIA. Los jóvenes suelen tener
problemas alimenticios comunes como puede ser comer demasiado.
Esto es consecuencia del estrés y otros malos hábitos
nutritivos. Pero la mayor gravedad son dos desórdenes
psiquiátricos conocidos ya por todos y que por desgracia
son muy frecuentes: la anorexia nerviosa
y la bulimia. Son frecuentes en muchachas
o mujeres, aunque cada vez más también en chicos.
A veces es difícil para los padres reconocer los síntomas
ya que los jóvenes los ocultan incluso durante años.
Las consecuencias pueden ser fatales.
El psiquiatra de niños y adolescentes está preparado
para evaluar, diagnosticar y dar tratamiento ante estos desórdenes.
Los padres tienen que estar alerta ante la obsesión
por la comida o la distorsión de la imagen del cuerpo
de sus hijos. Aquí señalamos algunos indicios
de peligro:
1. La adolescente con anorexia nerviosa es perfeccionista
con buenas calificaciones.
2. La adolescente se subestima, cree que está gruesa
aun cuando pierda peso. Sólo cree controlar su vida
cuando dice “no” a la demanda de comida que necesita
su cuerpo.
3. En la bulimia, la paciente ingiere grandes cantidades de
comida que luego vomita y toma laxantes para purgarse.
Cuando vomitan dejan correr el agua del baño para que
no se oiga y en cuanto a las purgas representan un serio peligro
para su salud física: deshidratación, desequilibrio
hormonal e importante daño a los órganos vitales.
Con un adecuado tratamiento en equipo se puede controlar y
eliminar el problema. En él se incluirá terapia
individual y familiar complementando con el trabajo del médico,
nutricionista y los medicamentos.
BIBLIOGRAFÍA RELACIONADA CON EL TEMA:
BERNABÉ TIERNO: “Tu hijo: problemas
y conflictos”
Ediciones Temas de Hoy. Colección Fin de siglo. 4ª
edición, Madrid 1994
BRIDGET SWINNEY: “Comidas sanas, niños sanos”
Guía de alimentación saludable para que sus
hijos gocen de buena salud.
Oniro, S. A.
CARLOS GONZÁLEZ: “Mi niño no me come”
Consejos para prevenir y resolver el problema.
Temas de Hoy
CAROLYN MOORE, ROBERT J. SHUKMAN Y MIMI KERR: ”La
alimentación del niño”
Editorial: Médici
DR. JOHN PEARCE: “Comer, manías y caprichos”
Soluciones para niños que no comen o que comen demasiado
Paidós Ibérica
PATSY WESTCOTT: “Alimentación sana para bebés
y niños pequeños”
Editorial: Hispano Europea, S. A.
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