Cuando
los padres se plantean cómo deben educar a sus hijos,
se pueden olvidar de una faceta tan importante como la información
y no es otra que la formación. Para educar correctamente
hay que contemplar que además del tema específico
que se trate (en nuestro caso sexualidad), la motivación
y el amor con que se trate el tema serán fundamentales
y si además todo ello lo aderezamos con dosis de disciplina,
se obtendrán resultados positivos.
La educación integral se inicia en la infancia y continúa
en la adolescencia pero estará presente toda la vida.
Según nos dice el catedrático de psiquiatría
ENRIQUE ROJAS “educar es enseñar conocimientos
y promover actitudes... educar es convertir a alguien en persona
más libre e independiente, con más criterio...”.
Estas definiciones aplicadas al modo en que afronten los padres
la educación sexual de los hijos nos conducen a considerar
el aspecto más humanitario frente al técnico
y lleno de datos que ya hemos tratado en otros artículos
como el titulado “¿Sabemos todo sobre los
métodos anticonceptivos?”
Nos debemos plantear preguntas como ¿qué queremos
transmitir a los hijos? o ¿qué debemos transmitir?
Ambas preguntas son complejas y deben llevar a los padres
a una reflexión seria sobre temas que a menudo se olvidan
al educar en la sexualidad. Bien es cierto que una educación
sexual neutra es imposible pero no consideramos completa una
exclusiva información que más parece clase de
anatomía, fisiología o ginecología.
Cuando se ha adquirido un conocimiento adecuado de la sexualidad,
una formación en el plano físico (que no negamos
ni privamos de importancia) hay que acometer también
aspectos psicológicos, sociales, culturales e incluso
espirituales que completen la educación haciéndola
completa e integral. Una buena educación sexual debe
conseguir que llegado el momento del encuentro físico
entre chico-chica, hombre-mujer exista una madurez psicológica,
una personalidad madura que sepa afrontarlo con la responsabilidad
debida.
Es cierto que hablar con los hijos del sexo puede resultar
incómodo para padres y para hijos. Dependiendo de la
edad y madurez de los niños, los padres responderán
a los niveles de curiosidad, abordando el tema con explicaciones
sencillas si son pequeños y ampliando si ya tienen
alrededor de 10 y 11 años. En este último caso
pueden hablarle de cómo un hombre y una mujer se enamoran
y deciden tener relaciones sexuales, explicando claramente
las responsabilidades y consecuencias que implica tener una
vida sexual activa.
La comunicación abierta y la información precisa
pueden retrasar la práctica sexual en los adolescentes
y promover la utilización de métodos anticonceptivos
adecuados una vez llegado el momento.
Debemos resaltar la importancia de abordar los temas con sinceridad
y de manera abierta, nunca falsear la verdad y la realidad,
afrontándolos como algo natural y positivo.
En ocasiones viene muy bien buscar ayuda en otros ámbitos
como médicos de familia, pediatras, religiosos o cualquier
profesional de la salud. Para una mayor puntualización
sobre los temas y las edades aquí indicamos algunos
de ellos:
1. Hasta los 9 años. Entre 2 y 3 años
los padres deben ayudarle a reconocer su cuerpo nombrando
sus diferentes partes con el nombre correcto. A partir de
los 3 hasta los 5 años comenzarán a hacer preguntas
que siempre hay que responder sin mentir. Entre los 5 a los
8 debemos ser concisos ante las diferentes preguntas que ya
van a surgir entre niños y niñas. Hablaremos
de amor y afecto y sólo daremos la información
que nos pidan.
2. Entre 9 y 10 años. A esta edad
ya pueden saber por el entorno (colegio, televisión,
amigos...) algo sobre el tema y también pueden tener
un gran lío. Es conveniente aprovechar la vida cotidiana
para introducir el tema. Podemos hablar ya de SIDA y embarazo
y hablarles sobre los cambios que tendrán en su cuerpo.
3. De 11 a 12 años. A esta edad se
amplían sus fuentes de información y les preocupa
su aspecto físico. Conviene centrar el acto sexual
como algo de adultos íntimamente ligado con el amor
y el cariño. También deberán conocer
el tema del embarazo y las medidas preventivas uniéndolo
a la responsabilidad que lleva la vida sexual.
4. De 13 en adelante. Estos chicos ya entienden
cuáles son los valores de la familia respecto a estos
temas pero sin imponer las ideas de los padres. Es imprescindible
respetar su intimidad y si les resulta más cómodo
hablar con otro adulto, hay que permitirlo. Aunque aparecerán
los primeros desengaños amorosos, esto les beneficiará
cuando tengan que buscar una pareja estable.
A modo de resumen, aquí tenemos cuatro premisas básicas
que nos aporta CLARA MOLINA GARCÍA (licenciada en Psicología):
a) Diremos siempre la verdad.
b) Llamaremos a las cosas por su nombre.
c) Podemos adelantarnos con algún gesto de complicidad
para facilitarles el camino.
d) Debemos relacionar el tema de la sexualidad con el amor,
como algo que implica estimación generosidad y responsabilidad.
Dedicaremos capítulo aparte a la adolescencia ya que
es una edad en la que afloran una gran cantidad de cambios,
confusiones y esperanzas que convierten a esta etapa en crucial
para sus vidas adultas.
La ADOLESCENCIA es una etapa en la que los
padres tienen la maravillosa oportunidad de ganar la mente
y el corazón de sus hijos. es su “segunda oportunidad”.
Los chicos van a tener que asumir su nuevo cuerpo y conocer
el de su complementario (chico-a). Tendrán que aprender
las “técnicas” para encontrar hueco en
un nuevo mundo, en “sociedad” algo que temen y
a la vez desean dominar. Todos estos factores determinarán
un estado de tensión ante este lento aprendizaje que
les queda.
Sufren una descarga hormonal para favorecer y motorizar el
crecimiento y la mayor parte de estas energías son
fundamentalmente sexuales. Tengamos paciencia y evitemos que
se sienta inútil. Para controlar y mejorar la llamada
“pulsión sexual” podemos ayudarle a establecer
el equilibrio propiciando, pero sin imponer, actividades que
supongan gran derroche físico, como campamentos, montañismo,
etc. Actividades que supongan gran atención (además
de sus estudios que ya lo requieren) como idiomas, música,
etc. Y también algunas que le obliguen a salir de sí
y compartir (ayuda social, comunitaria, etc.).
En la medida en que el adolescente salga de sí mismo
y comparta, estará encontrando el mejor camino para
canalizar esa energía que en su origen es sexual.
Y hay que plantearse la siguiente pregunta: EDUCACIÓN
SEXUAL ¿EN LA FAMILIA O EN LA ESCUELA? Es
obligación de los padres proporcionar una educación
a los hijos en todos los sentidos, por supuesto también
en el desarrollo de la sexualidad. Pensamos que la
educación sexual se debe producir en casa.
La escuela debe ser respetuosa con el sistema de valores y
creencias de la familia siempre bajo el cumplimiento de las
leyes educativas.
Los chicos y chicas de hoy son fruto del contexto social en
el que crecen, fruto de una sociedad consumista, individualista
y tecnológica. Muchos crecen solos porque sus padres
están todo el día ocupados, se educan casi sin
límites ni pautas y están influidos por una
brutal publicidad. Suelen tener más de lo que necesitan,
están enganchados al móvil, la tele, el ordenador
o los “chat” Esta situación propicia el
individualismo y la falta de imaginación. Los adolescentes
están desmotivados, existe un gran fracaso escolar
y les lleva a querer probarlo “todo”, les cuesta
distinguir lo real e irreal.
Tal vez no tenemos la suficiente conciencia de lo importante
que es la presencia de los padres en la vida de sus hijos
y la formación de unos “futuros adultos”
que tendrán pocos recursos psicológicos que
no valoren el esfuerzo ni reconozcan los límites y
que no sepan cuál es su “responsabilidad”.
Recordemos y asimilemos las palabras del psiquiatra ENRIQUE
ROJAS para resumir el tema: “todo lo grande del hombre
es hijo del esfuerzo y la renuncia... No hay verdadero progreso
humano si éste no se realiza con un fondo moral...La
meta de una buena educación sexual es la integración
de las tendencias en una personalidad cada vez más
madura de modo que todos los impulsos sexuales se encaucen
de forma ordenada y enriquecedora”.
BIBLIOGRAFÍA RELACIONADA CON EL TEMA:
LEON SOMERS y BARBARA SOMERS: “Cómo hablar
a sus hijos sobre el amor y el sexo”.
Editorial PAIDOS IBÉRICA
JOSÉ ANTONIO LÓPEZ: “Educación
de la sexualidad”.
Editorial EUNSA
REYNOLD BEAN y HARRIS CLEMENS: “Cómo abordar
los temas del amor y la sexualidad con sus hijos”.
Editorial DEBATE
|