La
tarea educativa de los hijos precisa tener metas a marcarse
para poder orientar nuestra labor hacia su consecución.
Probablemente muchos de esos objetivos no se puedan conseguir
plenamente a lo largo de la tarea educativa, pero menos se
haría si no los tuviéramos claros o simplemente
que no existieran.
Propongo un decálogo entre los muchos posibles buscando
una formación integral de nuestros hijos:
1º.- Personas que disfrutan con lo que les
brinda la vida
Personas que se sientan cómodas allí donde les
ha colocado la vida. Que aprovechan lo que les brinda cada
día la existencia. y que no pierden el tiempo quejándose
o deseando que las cosas fueran de otra manera. Están
en el hoy pero con la mirada y las metas puestas en el mañana.
No se dejan llevar por ojalá las cosas fueran de esta
manera y no hacen nada para cambiarlo.
Personas con habilidad para descubrir y deleitarse con la
variedad de matices y colores que tiene cada día cuando
se tiene sensibilidad para ello, les gusta todas las cosas
de la vida.
El pasado les sirve para aprender de los fallos o errores,
el futuro es lo que realizamos día a día. Que
aprecien y disfruten ahora de su felicidad y que cuando el
futuro llegue y se convierta en presente lo aprecien y disfruten
también.
2º.- Personas que sean equilibradas sabiendo
estar en el mundo.
Personas que tengan los mínimos vaivenes afectivos,
con permanencia en la manera de ser y comportarse, con seguridad
en si mismo.
Que sepan desarrollar todas las capacidades que hemos recibido
cada uno, sacando lo mejor de si mismo. Levando a término
el proyecto que somos cada uno al nacer.
Muchas son las facetas que tiene la persona a desarrollar
de manera armónica: el aspecto intelectual, afectivo,
social, físico, moral...El equilibrio entre todos ellos
es lo que da el saber estar en el mundo, de igual manera que
la justa proporción entre las partes es lo que irradia
la belleza.
3º.- Personas que se conozcan y se acepten
a sí mismas sin quejas.
Ya decía Sócrates:”Conócete a ti
mismo” como una de las tareas difíciles que tiene
la persona. Saber nuestras virtudes y defectos, nuestros puntos
fuertes y débiles, para tener una idea ajustada de
si mismo y de nuestras posibilidades.
El conocimiento de nosotros mismos nos viene en gran parte
de nuestras experiencias, de cómo hemos afrontado y
con qué resultado los distintos acontecimientos de
la vida, y también a través de la opinión
que los demás tienen de nosotros.
Tras el conocimiento de si, la aceptación de mi mismo,
el asumir mi realidad radical, para mejorarla con mi lucha,
con mi esfuerzo, si es preciso pero partiendo de lo que hay.
Se aceptan a si mismos y se muestran a los demás como
son, de manera natural, no se esconden en artificios. No se
ofenden por nada de lo que hay en el hombre.
4º.- Personas que aceptan y respetan todo lo que hay
en la naturaleza tal y como es.
Que aprecian el mundo natural, que disfrutan de la naturaleza:
les encantan las montañas, los atardeceres, los ríos,
las flores, los árboles, los animales...
Capaces de encontrarse a gusto en la naturaleza porque están
descubriendo las raíces que nos entroncan con nuestros
antepasados cuando vivían en contacto diario con el
campo, con los animales.
Que tienen una sensibilidad ecológica para cuidar lo
que hemos recibido y poder transmitirlo a la siguiente generación.
5º.- Personas que tienen un exquisito respeto
a los demás.
Que sean personas que no ven a los demás como medios
que utilizo para conseguir mis cosas, sino que ven a las otras
personas como fin en si mismo, que demandan un respeto. No
son personas que se mueven por estereotipos, que son simplificaciones
de las personas y de la realidad. Tratan de hacerle la vida
agradable a los demás. El trato con los demás
está presidido por un principio: ”No quieras
para los demás, lo que no quieres para ti”.
6º.- Que sean personas honestas, buscadores de la verdad.
Se cuenta de Aristóteles que siendo discípulo
del filosofo Platón tuvo un primer periodo donde la
influencia de la filosofía de su maestro era patente
en él, pero según fue madurando su pensamiento
se apartó de los planteamientos de Platón y
desarrolla una filosofía más personal y ajustada
a la realidad, y al referirse Aristóteles a este cambio
decía: “Soy amigo de Platón pero soy más
amigo de la verdad”. Este tiene que ser uno de los motores
de búsqueda en la vida.
Siempre con la posibilidad de aprender más, de no conformarse
con lo que se sabe: cada persona, cada objeto, cada acontecimiento
representa una oportunidad para saber más.
7º.- Personas que no culpan a los demás de lo
que a ellos les sucede.
Que sean personas que tienen un sistema atribucional interno,
de manera que se atribuyen a si mismos en gran parte, lo bien
o lo mal que les va en la vida, lo felices o desgraciados
que se sienten y rehúsan responsabilizar a los demás
de lo que ellos son.
Por lo mismo, no están obsesionados por lo que los
demás dicen, hacen o dejan de hacer. No se meten en
habladurías y quejas.
8º.- Personas que no tienen miedo al fracaso.
”El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso
sin desesperarse” decía Winston Churchill, o
como decía Quevedo “el que quiere de esta vida
todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos”.
No equiparan el éxito en una empresa con el éxito
como ser humano. Puesto que su autovaloración les viene
del interior, pueden observar los acontecimientos externos
objetivamente, y pensar sencillamente que son eficientes y
positivos o ineficientes y negativos.
Saben que el mayor fracaso, es no hacer algo por miedo al
fracaso.
9º.- Personas que tienen sentido del humor, incluso para
reírse de sí mimos.
El que está habituado a echarle a su vida sentido del
humor se toma las dificultades echándole el “disolvente”
del humor que tiene como efecto en muchos casos su desaparición.
Personas que tienen un sentido deportivo de la existencia,
que saben empezar cada día, sin mirar el ayer que ya
pasó.
El humor produce un cierto relax psicológico que lleva
a desdramatizar, a no tomarse las cosas demasiado en serio,
a no venirse abajo ante las dificultades.
10º.- Personas que valoran más el ser que el tener.
Que valoran a las personas más por las cualidades que
tienen que por el dinero que atesoran. Que el ser hace referencia
a la vertiente interna de la persona, su manera de estar en
la vida, sus valores, sus capacidades.... y el tener hace
referencia a lo externo de la persona como es el dinero, las
posesiones, donde vive...que todo ello es transitorio y no
forma parte de su personalidad, de su ser.
|