CONCEPTO
DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA: CARACTERÍSTICAS.
"La Terapia o Modificación de Conducta es
el intento de cambiar el comportamiento humano y las emociones
de manera benéfica con base en las leyes del aprendizaje"
(EYSENCK). El objetivo es cambiar hábitos que se consideran
inadaptados o indeseables.
Su objeto es el estudio directo acerca de las acciones observables
que realizan los seres humanos con el fin de formular un modelo
funcional que permita transformar esas acciones. No pretende,
en principio modificar la "personalidad" o la "herencia".
Se entiende la conducta humana (las acciones que realiza
un ser humano) como fruto del aprendizaje. El niño
al nacer, no sabe hacer casi nada y "lo que hacemos"
de mayores es lo que hemos aprendido a hacer. Se aprenden
tanto las acciones que poseen un valor adaptativo, como aquellas
conductas que son claramente desadaptativas, como muchas conductas
de evitación (miedos), conductas agresivas, etc.
La conducta humana además de ser aprendida,
es el resultado de su interacción constante del ser
humano con su entorno.
El hecho de realizar una acción modifica las probabilidades
de la acción en el futuro. Gran parte de nuestras
conductas se encuentran determinadas por el tipo de consecuencias
que se derivan de las acciones que hemos realizado
en el pasado y por supuesto, del éxito o fracaso que
tenemos en cada momento, influye sobre lo que hagamos en un
futuro. Esta es la dinámica básica de la construcción
de la conducta humana en todas sus complejidades.
La conducta se aprende en contextos sociales. Hay acciones
que se enseñan expresamente y otras que se enseñan
"sin querer". El "querer enseñar"
o no unas acciones no determina, por sí mismo, que
esas acciones se enseñan o no. Los niños son
niños pero no tontos, lo que quiere decir, que aprenden
de nosotros no solamente lo que nosotros queremos enseñarles,
sino también lo que no queremos.
Por todo ello, nos interesa estudiar del modo más objetivo
posible, lo que hacemos, lo que lleva consigo un esfuerzo
por no utilizar etiquetas calificadoras de las acciones que
realizamos. Son conductas lo que debe ser observado y cambiado.
La conducta anormal no se considera cualitativamente distinta
de la normal. Las conductas (normales y anormales) se adquieren,
mantienen y extinguen por los mismos principios. Tanto
una como otra, son principalmente una consecuencia del aprendizaje
que se lleva a cabo en un contexto social.
La mayor parte de las conductas o acciones pueden ser modificadas
a través de la aplicación de los principios
psicológicos, especialmente los del aprendizaje.
La Modificación de Conducta subraya el carácter
medible o evaluable que tiene la conducta. Esta no se reduce
a la conducta manifiesta, puesto que también es posible
y evaluable las actividades encubiertas -p.e los pensamientos
que median en una conducta-.
Se trabaja con el método científico experimental,
tanto para ampliar los conocimientos acerca de la conducta
y su desarrollo, como para modificarla. En este sentido, cualquier
intervención puede ser considerada un experimento.
Objetivo fundamental es identificar las condiciones que controlan
las conductas-problema. Se buscan los determinantes actuales
mas que las experiencias de la infancia temprana o la información
histórica. Interesan de forma prioritaria las variables
externas e internas que en la situación presente mantienen
las conductas-problema.
Se valora la eficacia de la intervención en función
de los cambios objetivos producidos en la conducta y de su
mantenimiento a través del tiempo.
PASOS EN LA EVALUACIÓN DE LA CONDUCTA.
Los conceptos que aquí se presentan son un modelo de
intervención, que se ha de adaptar a la edad, personalidad,
desarrollo del niño. Así como a las habilidades
que tengan los padres.
Los pasos serían los siguientes:
I) Definir el problema.
Antes de hacer cambios hay que saber qué es
lo que se quiere cambiar.
No sirve de nada etiquetar a un niño como irritante,
tozudo o rebelde, ya que dichas etiquetas son generalidades,
y no se puede cambiar algo tan poco definido.
Sea específico, defina y aísle el problema:
¿Qué es exactamente lo que el niño
hace o no hace repetidas veces y que le disgusta?, ¿Qué
es exactamente lo que Ud. quisiera que hiciera más
o menos a menudo?
Tome una hoja de papel y divídala verticalmente por
una línea. Escriba en la parte superior de una mitad
Menos veces, y en la otra mitad Más
a menudo,
En la primera columna haga una lista de comportamientos o
hábitos específicos que quisiera que su hijo
hiciera menos.
En la segunda columna, escriba las conductas que se pretenden
conseguir más a menudo.
II) Enfocar los problemas uno por uno.
Una vez que haya decidido exactamente que conductas del niño
se desea cambiar, puede surgir la tentación de abordar
todos los problemas presentados a la vez. Centrarse en cada
problema, uno por uno, resolviendo uno antes de pasar al siguiente.
Clasificar los problemas por orden de importancia. Es conveniente
empezar por un problema menos significativo que pueda resolverse
con rapidez, para que todo el mundo comience con una sensación
de éxito.
Hay que ser modesto, los cambios tanto en los niños
como en los adultos tienden a producirse lentamente y por
etapas.
III) Ser consecuente y constante.
Conseguir el éxito final en el cambio de la conducta
de su hijo requiere ser consecuente y constante. Pensar
lo que se dice, decir lo que se piensa, y asegurarse de que
todos digan lo mismo.
Junto con su cónyuge debe llegar a un acuerdo sobre
el problema y el plan de actuación. Conseguir lo mismo
de otros miembros de la familia, profesores, abuelos... o
cualquier otra persona que tenga contacto regular con el niño.
Se debe tratar de aplicar una solución con
constancia para que sea eficaz. Los padres que pronto
abandonan y son inconstantes pierden la autoridad.
Una vez que se ha tomado una decisión sobre
cómo tratar un problema, no debe fluctuar y rendirse.
Por ejemplo, si se ha decidido ignorarle sistemáticamente
cuando el niño llora para que le compren caramelos
en la tienda, y si, tras dos veces de ir de compras con él,
la madre no soporta los lloriqueos y súplicas o las
miradas hostiles de la gente y se rinde, agotada, no sólo
no ha resuelto el problema, sino que se ha aumentado.
Es conveniente medir y apuntar los cambios.
A veces los cambios son menos evidentes de lo que se espera,
pero están ahí. Si el niño hace rabietas,
por ejemplo, es útil tomar nota de la frecuencia y
duración. Seguramente se sorprenderá al descubrir
que las rabietas se van haciendo más cortas u menos
frecuentes pocos días después de aplicar una
técnica. Al notar un progreso, será más
fácil continuar con lo que se está haciendo.
El tomar notas también ayuda se la solución
elegida no da resultado en un caso particular, habrá
que cambiar a otra estrategia.
IV) Ser positivo
Trate de ver la conducta general de su hijo desde una perspectiva
positiva. Puede haber algunos aspectos que sean negativos,
desadaptativos, esos son los que se van a trabajar uno a uno.
Mientras tanto, asegúrese de que el niño
sabe que Ud. le quiere y le aprecia al margen de su conducta.
Con un comentario positivo se consigue mucho más que
con cualquier crítica.
V) Hacer saber al niño lo que se espera
de él.
Después de seleccionar la conducta que se quiere cambiar
y elegir una estrategia entre las que se ofrecen, se debe
encontrar un momento tranquilo para explicarle al niño
lo que se espera de él, y lo que va a ocurrir.
Describa el objetivo con palabras sencillas que pueda comprender
fácilmente. Evite utilizar términos abstractos
y concéntrese en lo que se espera de él, de
lo que se quiere que haga más o menos a menudo.
No se debe revelar toda la estrategia sino comunicarle de
una manera amistosa, cariñosa y sin amenazas cuál
es el objetivo hacia el que se pretende avanzar.
PRINCIPIOS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA
1º.- PRINCIPIO DE LA ALTERNATIVA
INCOMPATIBLE
Para que un niño deje de actuar de determinada manera
se puede reforzar una conducta alternativa que sea incompatible
con la conducta indeseable o no puede realizarse al mismo
tiempo que ésta.
La conducta alternativa más provechosa es la que resulta
diametralmente opuesta a la conducta indeseable. A veces,
es imposible encontrar una conducta que sea diametralmente
opuesta, sino sólo aquella que no puede darse al mismo
tiempo.
2º.-PRINCIPIO
DE SACIEDAD
Para
lograr que un niño deje de actuar de determinada manera,
se le puede permitir que continúe - o insistir en que
continúe- realizando la acción indeseable hasta
que se canse de ella.
Con el principio de saciedad el niño descubre por su
cuenta que las recompensas que recibía por una conducta
desadaptativa no son tan satisfactorias como las que obtiene
como resultado de una conducta distinta.
El adulto se limita a permitir que el niño descubra
que los beneficios que esperaba obtener de ella no están
a la altura de sus expectativas.
¿Cuando se puede utilizar el Principio de saciedad?
a) Cuando la conducta del niño no es seriamente dañina.
b) Cuando el niño necesita experimentar las consecuencias
de sus acciones. Lo que se aprende por experiencia queda grabado
con más firmeza en la memoria. Los consejos que puede
dar un adulto sobre esas consecuencias de una acción
irreflexiva caen casi siempre en saco roto.
3º.-
PRINCIPIO DE DISCRIMINACIÓN
Para
enseñar a un niño a actuar de determinada manera
en ciertas circunstancias, pero no en otras, se le debe ayudar
a identificar las claves que permiten diferenciar las circunstancias,
y reforzarlo sólo cuando su conducta es apropiada a
la indicación.
¿Cuáles son las señales que sirven para
discernir la conducta correcta?
a) Tiempo
Una conducta puede resultar adecuada en una ocasión
pero no en otra. La dificultad consiste en determinar cuál
es ese momento adecuado y cosa más difícil,
si ahora es el momento adecuado.
b) Lugar
El consejo, "Allí donde fueres, haz lo que vieres",
reconoce que el lugar donde se está, también
es una señal importante. La conducta adecuada en un
lugar no lo es en otros, de ahí que los niños
necesitan ayuda para aprender con exactitud qué lugares
son adecuados para cada conducta.
4º.-
PRINCIPIO DE LAS APROXIMACIONES SUCESIVAS
Para
enseñar a las personas a actuar de forma como nunca
o rara vez lo han hecho antes, es necesario reforzar los pasos
sucesivos que llevan a la conducta final.
Las dificultades que tienen algunos niños, tanto en
el hogar como en el colegio, se deben muchas veces a que no
dominan las habilidades necesarias para desempeñar
las conductas más complejas que se esperan de ellos.
El Principio de Aproximaciones Sucesivas, afirma que no se
debe esperar a que una conducta sea perfecta para utilizar
el refuerzo. Es necesario reforzar cualquier tendencia a progresar.
Pequeños progresos se convierte poco a poco en la conducta
deseada.
TÉCNICAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA.
1.- Reforzadores.
Se entiende en general por refuerzo, todo lo que hace
aumentar la frecuencia de una conducta, sea en probabilidad
y/o intensidad.
Los hechos que refuerzan a una persona pueden no hacerlo
con otra. P.e. un niño que por lo general
obtiene como notas en la escuela 4 y 5 probablemente será
reforzado por un 6. Sin embargo, un niño acostumbrado
a sacar 9 y 10 probablemente considera el 6 como un castigo.
Un hecho será reforzador si constituye un progreso
con respecto a lo que el niño está acostumbrado
a recibir.
Los hechos que refuerzan en una determinada ocasión
pueden no hacerlo en otra.
Un reforzador es más eficaz cuando el niño no
lo ha recibido últimamente, si no puede producir saciedad.
En el aprendizaje inicial el refuerzo ha de ser inmediato.
Cualquier respuesta nueva se aprende con mayor rapidez si
el refuerzo aparece inmediatamente después de la modificación
positiva de la conducta.
Entrenar en la demora de refuerzo cuando una conducta
está implantada. En la vida real, las recompensas
no siempre se reciben inmediatamente después del cambio
de conducta, en algunos casos se demoran meses o años.
Una vez que el niño aprende la conducta, conviene ayudar
al niño a aprender que no siempre hay un refuerzo inmediato,
con el fin de prepararlo a las condiciones reales de la vida.
El amor es un reforzador peligroso. Los padres
e incluso los maestros utilizan a veces el cariño como
reforzador: "¡Si sigues haciendo eso, no voy
a poder quererte más!", "¡Te querré
más aún si haces eso!". Se ofrecen
besos y abrazos a cambio de buena conducta. Es peligroso no
porque el amor sea ineficaz, sino porque aprenden a usar con
los demás los mismos reforzadores que empleamos con
ellos. De hecho, utilizan esos mismos reforzadores con nosotros.
El niño tiene que sentirse amado y cuidado al margen
de su conducta. Existen otras posibilidades de reforzarlos
que no hay necesidad de criar niños emocionalmente
inseguros de resultas de un amor que se da y se quita.
Se pueden combinar varios reforzadores. El
uso reiterado de un mismo reforzador puede reducir su eficacia.
Cuando los reforzadores consisten sólo en palabras
o símbolos, el uso constante de uno tiende a reducir
su valor. El niño se cansa de ellos. Las alabanzas
públicas adecuadas constituyen un poderoso reforzador.
No
es necesario que los reforzadores se definan previamente.
No es necesario que el niño sepa de antemano con exactitud
qué clase de reforzador recibirá. Las sorpresas
en este sentido a menudo resultan muy eficaces.
Las personas prestigiosas para el niño son
los agentes reforzadores más eficaces. En
general, y al igual que los adultos, los niños tienden
a respetar a las personas que han demostrado dominar situaciones
mediante su habilidad o su conocimiento, personas que los
demás reconocen como importantes e influyentes, y personas
que tienen una actitud atenta, bondadosa y cariñosa
con el niño.
Los adultos pueden coordinar sus esfuerzos para reforzar
el progreso. El estímulo que proviene de dos
o más personas significativas en la vida de un niño
suele ser más eficaz que los esfuerzos de cualquiera
de ellas por si sola. P.e. padres y profesores.
La
persona puede aprender a reforzarse a si misma. En
última instancia una persona madura sabe que metas
desea alcanzar y se siente internamente complacido con sus
propias actividades.
El aumento de la propia competencia actúa por
si mismo como reforzador. Una de las maneras de alcanzar
mayor autonomía consiste en aprender a dominar los
problemas por uno mismo. Todos estamos dispuestos a adquirir
nuevas habilidades siempre que el proceso de aprendizaje no
resulte demasiado penoso.
Los padres, los profesores no necesitan proporcionar mucho
refuerzo si la tarea de aprendizaje resulta relativamente
agradable, y si el niño percibe el propio progreso
en el dominio de la habilidad que se esfuerza por adquirir.
Se pueden reforzar por error las tendencias a una
conducta deficiente. Por lo general, el proceso comienza
de una de dos maneras: no tomando en cuenta al niño
cuando se lo debería reforzar o reforzándolo
cuando no se debería hacerlo.
Tipos de refuerzos
a) Refuerzo positivo:
Cualquier estímulo que aplicado a un sujeto mantiene
o aumenta la frecuencia de la conducta. P.e. la frecuencia
con que demos los buenos días a una persona, probablemente
se verá incrementada, o la menos se mantendrá
igual, si esa persona siempre nos devuelve -nos refuerza,
diríamos- el saludo sonriente.
b) Refuerzo negativo:
Cuando se observa que la frecuencia de una conducta aumenta
después de la supresión de un estímulo
aversivo. P.e. Cuando le digo al niño que no tendrá
que tirar la basura ni quitar la mesa –estímulos
aversivos- si saca buenas notas.
c) Refuerzo material y social:
Como p.e .el dinero, los juguetes, etc. Ejemplos del segundo
tipo serían, las sonrisas, los gestos de aprobación,
prestar atención, etc. Hay evidencia experimental de
que este tipo de reforzador es quizá el más
importante en cuanto a efectividad.
Para
un uso adecuado y efectivo de los reforzadores hay que tener
en cuenta las siguientes consideraciones:
Se debe
tener muy claro qué conducta se está tratando
de reforzar, y estar seguro de que el reforzador está
siendo contingente sobre nuestra conducta-objetivo.
La contigüidad
temporal es decisiva para la efectividad de los reforzadores.
A medida que la contigüidad temporal es menor, el reforzamiento
puede perder efectividad y, además, se corre el riesgo
de reforzar otra conducta distinta a la que es nuestro objetivo.
No recompensar
antes de la realización de una acción, sino
después de haberla realizado.
Si la
conducta-objetivo es compleja y difícil, debe descomponerse
en pequeños pasos, para ir reforzando cada uno de ellos.
No pedir que los alumnos los hijos o alumnos pasen de golpe,
de hablar a no hablar, de insuficiente a sobresaliente, de
presentar buen número de peleas diarias a ningún
conflicto, etc.
El refuerzo
debe proporcionarse lo más inmediatamente posible,
al menos al principio del programa o tratamiento.
-Cuando la entrega del reforzador es siempre inmediato a cuando
el sujeto obra correctamente se llama refuerzo continuo.
-Si solamente se da en algunas ocasiones al obrar correctamente,
se habla de refuerzo intermitente o aleatorio.
-Si cada cierto número de veces que el sujeto realice
la conducta deseada, entonces sería refuerzo
de razón fija.
- Cuando se varia la proporción de conductas correctas
por cada refuerzo, para que el sujeto no sepa cuando va a
recibirlo, se llama refuerzo de razón variable.
Para el
inicio en la implantación de una conducta el más
eficaz es el refuerzo continuo para llegar en el momento adecuado
a un refuerzo intermitente de razón variable que es
el que tiene más eficacia para el mantenimiento de
una conducta. Aplíquese el modelo a las máquinas
tragaperras, por ejemplo.
Es conveniente
llegar a un nivel óptimo de la frecuencia con
que se deben administrar los reforzadores. Sobre
todo, al principio del programa, reforzar con más frecuencia
y con reforzadores más potentes. Pero hay que encontrar
un nivel de reforzamiento óptimo para evitar la saciedad.
2.-
La extinción.
Reduce la frecuencia de una conducta no deseable ignorándola
cuando se produce. De esta manera llega a producirse la extinción
al no recibir ningún refuerzo que la mantenga.
Para lograr que el niño deje de actuar de determinada
manera, hay que evitar cualquier recompensa o refuerzo después
de la conducta indeseable.
Una persona puede abandonar una conducta cuando está
cansado de ella y de sus "recompensas " (Principio
de Saciedad) o cuando no obtiene recompensa alguna
por ella (Principio de Extinción).
Según la situación de que se trate, cualquiera
de estos dos principios puede resultar más eficaz que
el otro. No se debe emplear ambos principios de forma alternada,
sino elegir uno y aplicarlo consecuentemente.
Si se refuerza una conducta indeseada un día
y al día siguiente no, lo único que se consigue
es reforzar de forma intermitente la conducta que se desea
eliminar, y ello fortalece la conducta.
La extinción debe ser aplicada siempre que
se produzca la conducta-objetivo, no siendo susceptible de
hacerlo de manera intermitente, ya que en este caso, se reforzaría
la conducta y sería contraproducente para
el objetivo marcado.
En la primera fase de la extinción, al no reforzarse
la conducta-objetivo ésta tiende a producirse con mayor
frecuencia antes de que acabe por descender rápidamente.
Este es un periodo crítico, porque uno se inclina a
pensar que se está empeorando el problema, y por tanto
se puede dar por vencido volviendo a reforzar la conducta
no deseada. Pero si se persiste en no reforzar la conducta
anómala, esta comenzará finalmente a desacelerarse
y descender a una frecuencia aceptable. Este proceso puede
durar más de dos semanas.
Cuando se utiliza la extinción y al mismo tiempo se
refuerza una conducta alternativa a la que se está
extinguiendo, el proceso se reduce de tiempo considerablemente,
y es mucho más eficaz que utilizar solo la extinción.
Casos en que puede ser eficaz la extinción:
a) Cuando se pueden controlar todos los factores
de refuerzo más significativos.
Para que la extinción sea eficaz, es necesario que
desaparezca todo refuerzo y no sólo parte de el.
Aunque un adulto deje de reforzar una conducta indeseable,
puede suceder que otras personas cercanas al niño deliberadamente
o no, sigan reforzándola.
b) Cuando la conducta es relativamente inocua en si misma.
Ciertas conductas indeseables resultan molestas, pero no particularmente
dañinas para el niño o los demás. La
eliminación del refuerzo que sigue a la conducta indeseable
constituye una manera eficaz de poner término a esa
conducta.
3.- El castigo.
Consiste en eliminar algo grato, o bien de proporcionar algo
que resulte molesto al sujeto, siempre que responda con una
conducta distinta a la deseable, facilitando así la
extinción de la misma.
Los castigos deben aplicarse lo más inmediatamente
posible tras la acción incorrecta.
Ante el castigo hay que hacer las siguientes consideraciones:
a) Tiende a producir respuestas emocionales de ansiedad
que pueden condicionarse clásicamente a la
situación o a quien aplica el castigo. P.e. el ir al
colegio o ver a tal profesor puede generar ansiedad en el
niño por repetición de castigos que recibe en
el mismo.
b) En los sujetos pequeños por observación,
pueden aprender que castigar a los demás,
es la mejor manera de resolver los problemas.
c) El castigo rara vez produce cambios permanentes,
a menos que una conducta incompatible y apropiada sea reforzada
positivamente.
d) Para que el castigo sea eficiente ha de ser impartido
inmediatamente esto obliga a que la persona que lo
administra deba estar vigilando continuamente.
e) Los que recurren a un excesivo uso del castigo
acaban siendo personas tensas y desagradables. Generan
en los que los rodean también tensión.
f) Un castigo puede servir en algunos momentos como
refuerzo. P.e. una maestra castigar a un niño
haciéndolo sentar junto a ella frente a la clase, hace
que los demás le presten más atención,
lo que es un refuerzo que incrementa la conducta inadecuada.
g) Los niños tienden a oponerse al castigo
devolviendo castigo, por reciprocidad.
h) Los niños tienden a rehuir a quien los castiga.
i) No obstante, el castigo puede ser la única
manera de conseguir que el niño intente iniciar alguna
conducta alternativa que luego se puede reforzar.
Sobre cuando utilizar el castigo:
Si es
posible nunca. Aplicar antes todos los recursos de refuerzo
positivo.
Estudiar
los pros y los contras que puede llevar consigo la aplicación
de castigo.
Cuando
quien lo aplique tenga la evidencia y el convencimiento que
las consecuencias que se derivan no sean peores que las que
existen en la actualidad.
El sujeto
debe tener muy claro cuáles conductas se recompensan
y cuáles se castigan. Tener en cuenta que se "castigan"
conductas, no se castiga a la persona humana. Intentar evitar
que se deteriore la relación personal y la comunicación
entre el dispensador del castigo y el receptor.
4.- Economía de fichas.
La economía de fichas se suele utilizar como una modalidad
especial de reforzamiento positivo.
Una ficha es un objeto, un bono, un papel firmado, etc que
se puede cambiar por cosas materiales o actividades que tienen
valor de reforzador para el individuo.
Estas fichas se seleccionarán de acuerdo con las preferencias
de los sujetos que van a recibir el programa.
Las reglas de funcionamiento deben quedar muy claras, antes
de que comience el programa. Se deben definir de modo preciso,
las conductas que ganan fichas y cómo se pueden gastar
esas fichas, y las conductas por las que se pierden fichas.
Hay que llevar una contabilidad con las fichas ganadas cada
día, las fichas gastadas, las fichas perdidas y las
acumuladas.
5.- Feedback.
Es la información que se da a un sujeto a continuación
de la realización de una conducta-objetivo, en la que
se le dice cómo ha ejecutado dicha conducta.
Si esta información se le da al niño de modo
inmediato a la realización de la conducta, la efectividad
del feedback es mayor.
Existen dos tipos de feedback: el positivo y el negativo.
El primero indica todo lo que ha hecho correctamente de la
conducta-objetivo, el segundo, por el contrario expresa los
aspectos defectuosos de la conducta.
Conviene iniciar la comunicación con feedback positivo
para comentar posteriormente los aspectos mejorables.
6.- Reforzamiento social.
Es un reforzador positivo que por su efectividad, se convierte
en una técnica específica.
Consiste en la utilización de una relación interpersonal
o de un gesto tal como una sonrisa, una alabanza, una manifestación
de aprobación, etc, inmediatamente a una conducta-objetivo.
Los campos de aplicación son muy variados y se utiliza
sólo y combinado con otras técnicas.
En un aula el refuerzo social que se recibe de determinados
compañeros o grupos es lo que mantiene conductas inadaptadas
de alumnos.
7.- Moldeado.
Se entiende por moldeado el reforzamiento sistemático
de las aproximaciones sucesivas a la conducta-objetivo.
En el moldeado se suelen emplear dos técnicas ya enunciadas:
Refuerzo
positivo a las aproximaciones sucesivas.
Extinción
de otras conductas.
Se utiliza sobre todo para implantar conductas que faltan
en el repertorio del sujeto o que existen en éste,
pero de manera muy rudimentaria.
En la aplicación de esta técnica hay que tener
especial cuidado en definir con claridad los objetivos y los
pasos intermedios para que no haya dudas respecto a que conductas
se va a aplicar el reforzamiento o que conductas van a estar
bajo el procedimiento de extinción.
En conductas complejas puede ser necesario comenzar el procedimiento
de moldeado con incitaciones, guía física o
ejemplificación. Estas ayudas iniciales se retiran
tan pronto como ocurre la conducta sin necesidad de ellas.
8.- Contratos de conducta.
Es un acuerdo negociado -mejor por escrito- en el que se indican
las condiciones bajo las cuáles los individuos implicados
en el contrato van a regular sus conductas respecto a las
otras personas que intervienen en el contrato.
Esta técnica se basa en un reforzamiento recíproco.
Se ha utilizado con éxito en problemas escolares, de
pareja, alcoholismo, etc.
Es muy importante para su efectividad fijar el acuerdo
en términos de frecuencia, tiempo y diversidad de reforzamientos.
Implícitamente cumple, además, la función
de disminuir la hostilidad reciproca que acompaña a
las relaciones interpersonales problemáticas.
Para
modelo de contrato de conducta nos puede servir el siguiente:
En Madrid a … de …….. de 2004
se reúnen de una parte D……………………
y de otra parte D…………………………..
y llegan al siguiente acuerdo:
1º Que D…………………………………….
se compromete a………………….
2º Que D……………………………………..
se compromete a………………
3º Que el presente contrato tendrá una duración
de ………………………
a su término se revisará su cumplimiento.
4º Las consecuencias positivas de su cumplimiento para
D,…………….. serían: y para
D…………………. las consecuencias
positivas serían:
5º Las consecuencias negativas del no cumplimiento por
parte de D………… serían: asimismo
para D………………. serían:
Y para que conste a los efectos oportunos se firma el presente
documento:
D…………………..
D………………….. Testigo/s…………………
9.- Coste de respuesta.
Es una modalidad de castigo. Consiste en que se le retiran
o destruyen determinados reforzadores positivos y que han
sido acumulados por quien dirige el programa, tales como fichas,
dinero, discos, etc con la finalidad de eliminar una respuesta
no adaptativa, especialmente resistente a la extinción,
además previamente se ha convenido que de no desaparecer
se utilizará coste de respuesta.
Por el enojo que causa en quien se aplica, su uso tiene que
ser restrictivo.
10.- Tiempo fuera.
Es cuando se retira a un niño de un lugar o habitación
a otro distinto menos reforzador o agradable, de manera inmediata
-contingente- a una conducta no deseada. Este procedimiento
podría también llamarse de aislamiento social.
El sujeto está en un lugar que debe estar libre de
actividades atractivas o que le distraigan. Permanecerá
en ese lugar un tiempo prefijado, posteriormente vuelve al
entorno primero.
Es eficaz para el tratamiento de aquellas conductas que están
reforzadas por los compañeros de clase.
Es conveniente reforzar conductas alternativas, de
este modo hay posibilidad de que el sujeto aprenda a modificar
situaciones y mostrar nuevas conductas.
11.- Control estimular.
Buena parte de nuestra conducta tiende a ser automática;
surge en función de estímulos discriminativos.
Aunque las conductas, en definitiva están mantenidas,
sobre todo, por sus consecuencias, hay situaciones en que
los estímulos anteriores a la conducta tienen el control
de la conducta.
La probabilidad de una conducta puede aumentar o disminuir
mediante la presentación o retirada de los estímulos
discriminativos.
Tiene aplicación en diversos campos, p.e. en el hábito
de estudio. Se establece, en primer lugar, un sitio de estudio
que se va a utilizar solamente para estudiar; se establece
también un horario determinado, se retiran todos los
estímulos que puedan distraer: radio, TV, revistas,
etc, y, gradualmente, comienza a aumentarse el tiempo de estudio
desde un nivel inicial bajo.
Esta técnica tiene una amplia aplicación y puede
ser combinada con otras, tanto para el desarrollo de conductas
como para eliminación de conductas no adaptativas.
12.- Aprendizaje imitativo.
Podemos aprender conductas por el simple procedimiento de
observar a otro cuando emite dichas conductas. Es
uno de los aprendizajes más utilizados.
Muchos animales y el ser humano aprenden viendo las acciones
que hacen los demás y tratando después de ensayarlas.
Se trata de las conductas de imitación y del
valor del ejemplo, que se han utilizado desde siempre.
La imitación se desarrolla mejor cuando:
a) Hay cierta semejanza entre las características del
modelo -sexo, edad, problemas, raza, actitudes...- y las del
observador.
b) La acción del modelo que ha de ser imitada se presenta
con la máxima claridad posible.
c) Si el modelo tiene prestigio a los ojos del observador,
tanto más eficaz.
d) Es más eficaz la observación directa de distintos
modelos que realizan la misma acción, que la observación
de un solo modelo.
e) Cuando el observador tiene la oportunidad de practicar
la conducta inmediatamente después de observar al modelo.
f) Cuando el observador mismo es reforzado por realizar la
conducta imitada.
Se pueden convertir en modelos:
1. Los padres.-
Pues proporcionan a sus hijos gran cantidad de reforzadores
y, por lo común, constituyen sus primeros modelos naturales.
2. Los profesores.-
Un profesor decide acerca de la administración de muchos
reforzadores que son importantes para casi todos los niños.
El profesor califica el progreso del niño, lo alienta
cuando la tarea es difícil, lo pone en contacto con
experiencias nuevas... Un profesor cálido, cordial
y que da apoyo constituye un modelo poderoso para muchos niños.
3. Los buenos amigos y los hermanos.-
Los refuerzos que se ofrecen son de índole menos material
y formal que los anteriores.
Los buenos amigos comparten posesiones y secretos especiales,
se escuchan con interés, se defienden y se protegen
cuando alguno de ellos está en dificultades, proporcionan
compañía...
4. La persona que tiene un problema idéntico al mío
y que lo ha resuelto.- Si es posible que el
niño se ponga en contacto con una persona de este tipo,
y ésta le brinda atención y afecto, es muy probable
que esa persona sea el mejor modelo posible. Se sabe que los
ex alcohólicos constituyen la mejor fuente de ayuda
para un alcohólico.
5. Nuevas relaciones sustitutorias.-
Los jóvenes que no reciben apoyo, aliento,
atención o refuerzos positivos de sus padres, profesores
o hermanos, recurren a cualquiera que les dé esos reforzadores.
Si esa nueva relación puede proporcionar el refuerzo
necesario, se convierte en un modelo poderoso, cualesquiera
sean sus normas morales.
Los padres se preocupan a veces por la posibilidad de que
sus hijos caigan bajo la influencia de malas compañías.
Sin embargo, las malas compañías constituyen
un peligro serio sólo cuando las buenas no proporcionan
el refuerzo que un niño necesita.
6. Todo aquél que posea
habilidades o atributos deseados. Los jóvenes
suelen admirar a las figuras que se destacan en la TV, cine,
música... Aunque la publicidad ya explota estas figuras
destacadas para que elogien las ventajas de una marca de cigarrillos
o de cosméticos, también pueden servir de modelos
para otro tipo de conductas, tanto deseables como indeseables.
7. Las figuras históricas.
El estudio de la vida y la obra de personajes famosos de la
historia constituye una fuente de conocimiento e inspiración.
Así J.F.Kennedy mientras estaba inmovilizado por una
dolorosa lesión en la espalda, escribió "Perfiles
de coraje", en el que se describe las acciones valerosas
de personajes famosos de la historia. El propio coraje de
Kennedy pudo haber derivado, en parte, de su estudio de esas
otras vidas.
8. Alguien admirado por personas
prestigiosas. Cualquier persona que se haya
convertido en un modelo prestigioso por sus logros, habilidades
o atributos puede transferir parte de ese poder a otra persona
expresando su admiración por ella.
Por lo común, cuanto menos sabemos sobre un tema, más
influyen sobre nuestros juicios los modelos prestigiosos.
El proceso de aprendizaje mediante modelos es inevitable,
si los padres y profesores se abstienen de ofrecer ejemplos
de conductas deseables, los niños buscarían
modelos en otra parte.
Hasta cierto punto, a un progenitor o a un profesor le resulta
imposible dejar de ser modelo. Aunque dejara de brindar refuerzo
positivo, su misma presencia podría constituir un modelo
negativo.
El único recurso consiste en ser un modelo deseable,
y asegurarse de que, en la medida de lo posible, las otras
personas que nuestros hijos pueden percibir como modelos,
representen la hombría de bien que queremos para ellos. |