En
este artículo nos disponemos a tratar uno de los aspectos
más difíciles del desarrollo humano porque afecta
al campo emocional en un periodo de la vida caracterizado
por una lucha constante de encontrar un yo y un lugar en la
sociedad. Sabemos que los cambios biológicos y cognitivos
interaccionan y dan paso a conductas de difícil comprensión.
El individuo se encuentra con la necesidad de reconstruir
una nueva imagen corporal que puede llevar a inestabilidad
emocional, sensibilidad extrema, inhibiciones e idealizaciones(2).
El GRUPO DE AMIGOS y compañeros constituye
un gran punto de apoyo. Frente al grupo de iguales de la etapa
anterior las necesidades no son lúdicas, se busca en
ellos comunicación, apoyo, liberación, reducción
de tensiones íntimas. Son amistades intensas pero que
no siempre se prolongan. El grupo de compañeros ejerce
influencias en la realización de deseos y necesidades
del presente y en aspectos como formas de vestir, lecturas,
música… En cambio, en situaciones normales, no
dejará de recibir la influencia familiar de forma decisiva
aunque, en ocasiones, rechace la manera sobreprotectora en
que ésta se puede manifestar.
Las RELACIONES CON LOS ADULTOS son ambivalentes.
En ocasiones se oponen a él y a los valores que se
representa y, otras veces, le imita pues necesita modelos
en una época en la que tiene que afirmar su personalidad.
Se adquiere un sentido mayor de la independencia y se acrecienta
la capacidad crítica frente a los padres. La influencia
de los padres es determinante sobre todo, para su futuro.
El momento de máxima tensión entre padres e
hijos parece producirse justo alrededor de la pubertad. Se
deteriora la comunicación y se multiplican las interrupciones
de la conducta del adolescente por la intervención
de los padres.
También
es importante destacar la relación que mantendrá
el adolescente con el Centro educativo.
Los profesores equilibrados y democráticos dejarán
sentir su influencia en la forma de pensar y actuar
del adolescente. |
Por
el contrario, aquellos que adopten posturas excesivamente
rígidas e inflexibles serán criticados
con dureza y recibirán una abierta oposición.
Los compañeros de clase cobran gran importancia
en su imagen física, psíquica y social. |
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Por tanto la VIDA AFECTIVA va a fluctuar
entre un claro retraimiento, aislamiento personal (intimidad
recién descubierta) y su tendencia generosa a relacionarse
con otros. Detengámonos en estos dos aspectos.
La adolescencia supone un crecimiento cualitativo caracterizado
por nuevas tendencias o nuevas formas de conocimiento y donde
descubre una vida interior, una intimidad que “guarda”
celosamente y que habrá que respetar. El adolescente
observa la aparición de nuevas formas de vida lo que
puede explicar la mayor parte de los fenómenos que
caracterizan el desarrollo psicológico de la adolescencia.
El conocimiento del mundo íntimo tiene dos
manifestaciones al parecer antagónicas:
una que le lleva a la conciencia de una riqueza interior,
y otra, colocar al adolescente frente a la contradicción
interna que hay en el hombre.
Las consecuencias del conocimiento de su riqueza interior
se pueden resumir de la siguiente manera:
1. puede haber una afirmación de sí (el individuo
goza de la soledad; ve la intimidad como algo muy valioso);
2. espíritu de independencia (le lleva a separarse
de quien hasta entonces ha ejercido un cierto dominio sobre
él);
3. conquista afectiva del mundo (desde la perspectiva de su
propio ser, quiere que los demás reconozcan el valor
de su persona).
Por otro lado hemos dicho que el conocimiento del mundo interior
puede llevar a un enfrentamiento con su contradicción
interna pues supone enfrentarse con su insuficiencia o con
su importancia, de aquí ese peculiar espíritu
de inseguridad. La intimidad supone también
debilidad. Este fenómeno hace que surjan dos actitudes:
1. el deseo y necesidad de comprensión lo que le lleva
a buscar guía y apoyo en quienes le comprenden algo
mejor que son sus amigos y, por otro lado,
2. la desilusión que le produce descubrir la realidad
que le rodea, el mundo en que vive, que puede llevarle a un
sentimiento de inutilidad.
Pero también hemos dicho anteriormente, que el adolescente
fluctúa hacia una TENDENCIA GENEROSA A RELACIONARSE
CON OTROS basado en sus intereses sexuales.
Constituyen otro de los componentes básicos que ayudan
a comprender el mundo afectivo de la adolescencia. En edades
tempranas, el individuo vive en un mundo cuyo centro es él
mismo. Con el paso de los años, se supera ese egocentrismo,
al principio se recoge en sí mismo y más tarde,
comienza a reconocer a su alrededor personas y el mundo, surgiendo
en él intereses sexuales, sociales, culturales…
vocacionales. La evolución de este fenómeno
es la siguiente. De 10-12 años, se manifiesta, cierta
oposición entre ambos sexos (pandillas unisexuales).
A los 14-16 años comienzan a interesar los amig@s en
cuanto grupo; surge la pandilla de ambos sexos cuyo sentido
será facilitar el encuentro de la pareja y sólo
algunos empiezan a emparejarse e independizarse.
El preadolescente era individualista, buscaba sólo
aquellas personas que pensaran como él. Ahora en la
adolescencia, se abre a las influencias más diversas
y reconoce que la autoridad, el orden, la ley y la obediencia
son necesarias. Presenta intereses sociales. Se pone en contacto
con las grandes relaciones de la sociedad (algunos la llaman
etapa romántica) Se empieza a socializar y madurar
como sus semejantes desean y esperan de él. En consecuencia,
el joven se hace maduro para el orden social después
de encontrarse consigo mismo y de que haya acuñado
su individualidad. Se trata de la edad de la entrega y la
generosidad. Empezará a participar en los movimientos
asociativos juveniles y se verá envuelto en todo tipo
de revuelta social. Se encuentra sumido en un grupo que le
entiende y le acoge al tiempo que los prejuicios y estereotipos
le acechan en su lucha por construir su personalidad, ¡de
ahí la importancia de las buenas compañías
y el valor de los modelos correctamente asumidos! (ahí
tienen mucha tarea los padres y las familias en general).
En
esa apertura al mundo que le rodea, aparecen también
intereses culturales como parte integrante
de sus intereses sociales. Estos intereses culturales
experimentan una paulatina consolidación, aunque
siguen estando escasamente consolidados como lo demuestran
los frecuentes cambios de estudios. Se fijarán
debidamente estos intereses cuando exista una correcta
influencia del mundo de los adultos. La adolescencia
es la edad del trabajo objetivamente orientado. |
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Despierta
la capacidad para vivir valores, para establecer una
conexión viva activa, con esferas culturales.
Esto tiene clara implicación en el plano educativo
porque los adultos (padres y profesores) que tienen
una firme personalidad cultural obtienen grandes éxitos
con los adolescentes. |
Estos
adultos son portadores de cultura viva e influyen fácilmente
en los alumnos contando con la adhesión y simpatía
de estos. |
Todo lo anterior nos lleva a afirmar que en esta etapa se
consuma el proceso de interiorización de pautas culturales
y de valor, y se perfecciona la adquisición de habilidades
técnicas, comunicativas y en general, sociales. Esta
consolidación de habilidades contribuye a asegurar
al adolescente su propia autonomía frente al entorno.
Caracteriza al adolescente un particular y sutil equilibrio,
a veces desequilibrio, entre dependencia e independencia,
autonomía y heteronomía, seguridad e inseguridad
en sí mismo, que se manifiesta en relación tanto
con la familia, la autoridad o la generación de los
adultos, cuanto con sus propios compañeros e iguales
en edad.
(1)
Este
artículo tiene continuación en el titulado “Las
relaciones sociales en la adolescencia”.
(2) Para
más información sobre este asunto se recomienda
la consulta de algunos artículos de la sección LAS ETAPAS EVOLUTIVAS DE LOS HIJOS como por ejemplo
“El desarrollo de la autoestima en la adolescencia”.
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