Entendemos
por MOTIVACIÓN el conjunto de
variables intermedias que activan la conducta y/o la orientan
en un sentido determinado para la consecución de
un objetivo. Se trata de un proceso complejo que condiciona
en buena medida la capacidad para aprender de los individuos.
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Es
lo que mueve a la persona en una dirección y
con una finalidad determinada; es la disposición
al esfuerzo mantenido por conseguir una meta. Constituye,
por tanto, un factor que condiciona la capacidad para
aprender. Al igual que los intereses, depende en parte
de la historia de éxitos y fracasos anteriores
de la persona pero también del hecho de que los
contenidos que se ofrezcan para el aprendizaje tengan
significado lógico y sean funcionales.
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En la motivación que un alumno llegue a tener desempeña
un papel fundamental la atención y el refuerzo
social que del adulto (profesor, padres...) reciba.
Por eso son importantes las expectativas
que los adultos manifiestan hacia el individuo y las oportunidades
de éxito que se le ofrezcan.
Además hay que considerar la motivación como
una amplia capacidad que precisa enseñar valores
superiores como la satisfacción por el trabajo
bien hecho, la superación personal, la autonomía
y la libertad que da el conocimiento,... También, la
motivación es una cuestión de procedimientos
que implica un trabajo importante, utilizar autoinstrucciones,
relacionar contenidos, trabajar en equipo, etc. Y por último,
exige conocimiento sobre el riesgo que se
corre en caso de fracasar en el intento o por el contrario,
y más importante, la satisfacción que supone
la obtención del éxito.
Podemos distinguir DOS TIPOS DE MOTIVACIÓN:
una intrínseca que hace referencia a que la
meta que persigue el sujeto es la experiencia del sentimiento
de competencia y autodeterminación que produce la realización
misma de la tarea y no depende de recompensas externas. Es
el caso del niño que aprende la lista de jugadores
de un equipo de fútbol porque realmente le llama la
atención, le motiva, significa algo para él,
y lo hace sin pretender ninguna recompensa, la aprende porque
sí. Y la motivación extrínseca
que estaría relacionada con la realización de
la tarea para conseguir un premio o evitar un castigo. Como
cuando un hijo ordena su habitación con el único
fin de salir antes con los amigos y no porque realmente es
necesario estar en un espacio ordenado porque resulta más
cómodo. O como cuando hacen un recado para acercarse
al quiosco y comprarse alguna golosina, etc.
ALONSO TAPIA en “Desarrollo Psicológico y Educación”
de COLL, PALACIOS y MARCHESI, 1992 de Alianza Editorial, ha
comprobado además que las personas con motivación
intrínseca tienden a atribuir los éxitos a causas
internas como la competencia y el esfuerzo, mientras que los
individuos con motivación extrínseca tienden
a hacerlo a causas externas, como el azar o las características
de la tarea, con lo que estos chicos no se consideran capaces
de controlar la consecución de las metas que persiguen.
Por
todo lo anterior es importante destacar que la educación
no debe limitarse a transmitir conocimientos, sino que
debe además ser capaz de transmitir valores y actitudes
positivas hacia la actividad escolar. |
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Además
debemos apuntar que los sujetos con alta motivación
persisten más en la tarea y por tanto es más
probable que alcancen sus metas, hacen juicios independientes
y se proponen retos sopesando cuidadosamente sus posibilidades
de éxito, y el propio éxito alcanzado
refuerza su forma adecuada de afrontar las tareas. |
Los profesores saben que la motivación es consecuencia
de la historia de aprendizaje. Hay que promover la motivación
intrínseca, el proceso es interactivo,... Estos autores
se preguntan ¿QUÉ ES ESTAR MOTIVADO?
Para motivar a un individuo en el estudio, como en cualquier
otra actividad, es necesario poner en juego un conjunto de
estrategias concretas. Un primer paso en el medio escolar
es hacer las clases atractivas a través, por ejemplo,
de actividades lúdicas, novedosas, sorprendentes,...
pero dependiendo del nivel educativo en que nos encontremos,
sabemos que las situaciones escolares son con frecuencia arduas
y requieren disciplina y esfuerzo. Es sabido que el trabajo
escolar requiere esfuerzo, y debemos desterrar que el esfuerzo
es sinónimo de aburrimiento; es necesario llegar a
la conclusión que vale la pena esforzarse en actividades
que realmente merezcan la pena.
Las CAUSAS DE LA DESMOTIVACIÓN en
el individuo son muy variadas. Hay que buscar fundamentalmente
en la estimulación que recibe o ha recibido la persona
y en su historia de aprendizaje personal. Podemos encontrar
explicación a esta pregunta en factores como la familia
como primer agente, pero también en el condicionamiento
de un medio social desfavorecido, los fracasos escolares que
arrastre. La desmotivación supone la existencia de
limitaciones contra las que es muy difícil luchar y
vencer tales como las bajas expectativas y atribuciones inadecuadas,
falta de hábitos, prejuicios, falta de conocimiento
y habilidades y un largo etcétera frente a los es difícil
obtener algún cambio.
JOSÉ ESCAÑO AGUAYO y Mª GIL DE LA SERNA
LEIRA en “Motivar a los alumnos y enseñarles
a motivarse” publicado en “Aula de innovación
educativa” nº 101 de mayo de 2001 afirman
que la desmotivación está en la base del fracaso
escolar y, con frecuencia también, en los problemas
de disciplina. Los problemas de motivación en el aula
tienen difícil solución.
Por otro lado, no es correcto pensar que la actuación
del adulto se base casi exclusivamente en invocar la disciplina
o la voluntad como una habilidad que debe ejercitar el alumno
con el fin de obtener los objetivos planteados.
¿CUÁLES SON LAS FUENTES PRINCIPALES
DE MOTIVACIÓN? Los autores antes mencionados
afirman en el mismo artículo que la familia es la primera
variable y la más constante. La disposición
para el aprendizaje se le inculca a la persona a través
de las preguntas que se le hacen, los comentarios, sirviendo
de modelo y ejemplo de conducta y actitud.
La familia es la primera variable y la más
constante; la disposición para aprender se la enseñamos
a nuestros hijos con nuestras preguntas y comentarios, o siendo
modelo o ejemplo en nuestra vida cotidiana. En el ámbito
familiar podemos llegar a citar tres aspectos que tienen una
influencia destacada en la motivación escolar de los
hijos:
su actitud ante el conocimiento y la escuela,
el tipo de relación afectiva que establece con
su hijo, y
las
destrezas y habilidades que despliega para motivarle y
ayudarle en el trabajo escolar. |
En
el ámbito escolar sabemos que mientras
que hay alumnos que realmente animan y ayudan al proceso de
enseñanza y aprendizaje, otros, por el contrario, dificultan,
entorpecen,... por lo que debemos reconocer que todo lo que
se realiza en la escuela tiene una influencia mutua, existe
una interdependencia entre la actuación del profesor
y el comportamiento y actitudes que manifiesta el alumnado
en general.
Como conclusión de este apartado hay que decir que
la motivación la debemos entender como una capacidad
más de la personalidad del individuo que es educable
y que se puede desarrollar, pero que a su vez, exige una adaptación
a muy distintos niveles. Para empezar a motivar a una persona
hacia los estudios hay que considerar su historia e ir poco
a poco sin pretender grandes avances de inmediato puesto que
contamos con limitaciones ya citadas anteriormente. Los cambios
precisan tiempo, son lentos. Para conseguirlos hace falta
que las ayudas no desaparezcan, sean constantes.
Una vez analizado el papel que juega la motivación
en el individuo es momento para exponer algunas ESTRATEGIAS
CONCRETAS PARA MEJORAR LA MOTIVACIÓN sobre
todo en el ámbito escolar pero de
interés para el ámbito familiar siguiendo
fundamentalmente a MARTINIANO ROMÁN y ELOÍSA
DÍEZ en “Currículum y aprendizaje”.
Esperamos que estas estrategias (cuya redacción hemos
modificado ligeramente) ayuden al lector a tener una idea
más clara de los procedimientos a llevar a cabo y actuaciones
concretas para empezar un plan progresivo, paulatino, constante
que durará, con seguridad, un tiempo más bien
prolongado.
1.
Evitar las críticas negativas ante los
intentos de colaboración de los alumnos.
2. Estructurar la docencia en el aula de forma
no excesivamente autoritaria mezclando la directividad
con la aceptación de las decisiones de los alumnos.
3. Programar trabajos en grupo o sesiones donde
cada alumno pueda colaborar según su nivel.
4. Valorar positivamente los comportamientos de
trabajo o de estudio o en su defecto las aproximaciones.
5. El reconocimiento del éxito de un
alumno o de un grupo de alumnos motiva más que
el reconocimiento del fracaso y si aquel es público
mejor.
6. Conocer las causas del éxito o el fracaso
en una tarea determinada aumenta la motivación
intrínseca.
7. El aprendizaje significativo crea motivación,
no ocurre lo mismo con el aprendizaje memorístico
y repetitivo.
8. Programar los contenidos y enseñarlos de forma
que los alumnos puedan comprenderlos y aplicarlos con
un nivel medio de dificultad.
9. Cuidar de que los alumnos con un bajo nivel de
motivación consigan pequeños éxitos
académicos para que aspiren en un futuro próximo
hacia metas que exigen esfuerzos superiores.
10. Tener presente que los alumnos con baja motivación,
en un principio suelen manifestar cierta resistencia
a abandonar su deficiente situación motivacional
puesto que temen que el posible cambio pueda aumentar
su, ya de por sí, precaria situación.
11. Fomentar el trabajo cooperativo frente
al competitivo.
12. Presentar tareas asequibles a las posibilidades
de los alumnos.
13. Programar las actividades de la clase de forma que
los alumnos puedan frecuentemente tomar decisiones.
El profesor que da autonomía en el trabajo promueve
la motivación de logro y la autoestima, aumentando
así la motivación intrínseca.
14. Promover actividades en las que los riesgos
de fracaso son moderados.
15. No exigir, dentro de lo posible, un programa
que sólo se puede aprobar con un alto nivel de
dedicación al estudio, puesto que los alumnos
poco motivados no están dispuestos a dedicar
dicho esfuerzo.
16. Llevar la clase con un nivel medio de ansiedad
y evitar las situaciones extremas de máxima ansiedad
o de aburrimiento.
17. Programar sesiones de diálogo por grupos
de manera que los alumnos menos motivados puedan expresar
sus opiniones sin miedo a ser rechazados por sus compañeros.
18. Realizar actividades o trabajos fáciles
para los alumnos poco motivados, de manera que pueda
valorar sus éxitos y su relativa dedicación.
19. Las tareas creativas son más motivantes
que las repetitivas. |
No
obstante, si la familia quiere autoevaluar
su actitud hacia la motivación de los hijos, y saber
si motivan o no correctamente, si influyen de forma decisiva
en una correcta motivación hacia el aprendizaje en
los hijos, pueden responder al cuestionario que los autores
JOSÉ ESCAÑO AGUAYO y Mª GIL DE LA SERNA
LEIRA presentan en el artículo ¿Favorecemos
el que nuestros hijos estén motivados por el trabajo
del colegio? publicado en “Aula de Innovación
Educativa”, nº 95 de octubre de 2000 donde
plantean una serie de interesantes preguntas de reflexión
agrupadas en cinco apartados y las claves para la corrección.
Los cinco apartados son:
1.
El interés por el tema de trabajo.
2. El sentimiento de sentirse competente para aprender.
3. El disponer de un proyecto personal.
4. La ayuda de sus profesores.
5. La ayuda de sus compañeros. |
ALGUNA
BIBLIOGRAFÍA RELACIONADA CON EL TEMA:
ALONSO, J. (1995): Orientación educativa. Teoría,
evaluación e intervención. Capitulo IV:
Problemas de aprendizaje (II): Evaluación y mejora
de la motivación hacia el aprendizaje. Madrid. Síntesis.
MARINA,J.A. (1997). El misterio de la voluntad perdida.
Barcelona. Anagrama.
ESCAÑO, J.; GIL DE LA SERNA, M. (2000). “¿Favorecemos
que nuestros hijos estén motivados por el trabajo del
colegio? Cuestionario para padres y madres”. Aula
de innovación educativa nº 95, pp.6 – 8.
http://www.convivencia.mec.es/sgc/docs/jemgdls.pdf
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