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Lee con atención el siguiente texto y contesta a las preguntas que aparecen a continuación:
1. ¿De qué tipo de texto se trata?
2. ¿Qué postura adopta el emisor del texto?
3. Ponle un título diferente .
4. Resume el contenido.

   

TEXTO.

NO ME GUSTAN LOS LUNES
Por Fernando R. Lafuente

El fútbol, perdón por lo obvio, es un deporte que consiste en ganar al equipo contrario metiéndole -literalmente- más goles de los que te meta él a ti. Suele ser así, pero se admiten variantes. Ahora, los madridistas hemos descubierto que el fútbol puede consistir no precisamente en meter más goles, sino en meter menos y ser cada vez más superfamosos, superfashion's y supervendedores de camisetas, chándales, calzoncillos y demás. Cuantas más camisetas, menos goles. Como fórmula es original, pero la peña se mosquea.

Ya sabemos que hoy el dinero del fútbol no está en la venta de entradas -¡qué lástima!-, ni en el número de abonos -¡qué melancolía!-; ahora está en la televisión, las sacrosantas camisetas, los derechos de imagen de los futbolistas, y por ende del club, los perritos calientes (ni siquiera el castizo pincho de tortilla) y en un sinfín de cachivaches emblemáticos, dirán los cursis, que dan color y, sobre todo, un montón de pasta. Eso está bien pero, ¿y los goles?. Reconozco que eso de preguntar por los goles no es moderno. Lo moderno es perder, como perdemos, y vender camisetas. Si uno echa las cuentas sabe que por mucho que se llene el viejo y querido Bernabéu en las tardes deportivas que campean por España, ¡hala Madrid!, no se paga la ficha de los desde el domingo en Getafe ex-galácticos; la ficha se paga con la televisión y las camisetas; es decir, que los que vamos al estadio ya no somos ni siquiera hinchas o aficionados, somos los figurantes del espectáculo, damos ambiente, calor o sea, lo llenamos, que suele ser siempre, para entretener a los que pagan el total de las fichas: los que se han puesto la camiseta y ven el partido desde su casa.

Claro que ahora la casa puede estar en Alicante, Seattle, Pekín, Nairobi o Buenos Aires. Está bien, ensanchamos el campo. Hemos globalizado el espectáculo a costa de los goles. Como negocio merece todos los reconocimientos. Y tal vez ése sea el futuro. Tal vez. Pero confieso que nunca me han gustado los lunes, y los de esta temporada de manera especial.


(ABC, 15 de marzo de 2005)

 

 

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