|
|
|
TEXTO
Cuando acabo de cortarme las uñas o lavarme la cabeza, o simplemente, ahora que, mientras escribo, oigo un gorgoteo en mi estómago, me vuelve la sensación de que mi cuerpo se ha quedado atrás de mí: (no reincido en dualismos pero distingo entre yo y mis uñas) y que el cuerpo empieza a andarnos mal, que nos falta o nos sobra (depende).
De otro modo: nos mereceríamos ya una máquina mejor. El psicoanálisis muestra cómo la contemplación del cuerpo crea complejos tempranos. (Y Sartre, que en el hecho de que la mujer está agujereada ve implicaciones existencias que comprometen toda su vida) . Duele pensar que vamos delante de este cuerpo, pero que la delantera es ya error y rémora y probable inutilidad, porque estas uñas, este ombligo, quiero decir otra cosa, casi inasible: que el alma (mi yo-no-uñas) es el alma de un cuerpo que no existe. El alma empujó quizá al hombre en su evolución corporal, pero está cansada de tironear y sigue sola adelante. Apenas da dos pasos se rompe el alma ay porque su verdadero cuerpo no existe y la deja caer plaft.
La pobre vuelve a casa, etc, pero esto no es lo que yo. En fin.
|