En
aquellos casos en los que no podamos utilizar la Regla de
Laplace, bien porque pensamos que los sucesos elementales
no son igualmente probables o bien porque desconocemos tanto
el experimento que no podemos calibrar las “posibilidades” de
cada uno de ellos, recurriremos a la experimentación,
como en el siguiente ejemplo.
Lanzamos
una taba y
observamos en qué posición cae. Los
resultados posibles de este experimento son cuatro y no parece
lógico
suponer que sus “posibilidades” sean las mismas.
Pasaremos, entonces, a realizar el experimento repetidas veces
y anotaremos cuántas
veces ocurre cada uno de ellos. Realizada 6500 veces la experiencia,
con varios grupos de alumnos, hemos obtenido: fondo (cara
en forma de s) 1003 veces, pico (la lateral opuesta)
830 veces, hoyo (la cara más cóncava)
2441 y finalmente panza (la más convexa)
2226 veces. Basándonos en este resultado definiremos: 
Este procedimiento de asignación
de probabilidades no contradice la Regla de Laplace. De hecho
puedes utilizar la siguiente animación para simular
el lanzamiento aleatorio de un dado no cargado y observar que
las frecuencias relativas de cada una de las caras del dado
se estabilizan en torno a 1/6, que es la probabilidad que definiríamos
con la Regla de Laplace.