La probabilidad como herramienta jurídica En alguna ocasión la probabilidad se ha utilizado como argumento determinante en un juicio. En 1964 en Los Ángeles se acusó a una pareja, Janet y Malcolm Collins, de ser responsables de un atraco. La acusación se basaba en que coincidían con la descripción dada por varios testigos, que habían descrito a sus atacantes como una mujer rubia, con coleta, vestida con ropa oscura, corriendo hacia un coche amarillo en la que esperaba un joven de raza negra y con barba. Un experto matemático, consultado por el juez, calculó la probabilidad de que existiera una pareja reuniendo todas esas características, aplicando para ello la regla del producto de las probabilidades. Esta regla establece que la probabilidad de que ocurran simultáneamente varios sucesos independientes coincide con el producto de las probabilidades de los sucesos individuales. Con ello, convenció al tribunal de que estadísticamente era muy improbable la existencia de tantas coincidencias, ya que calculó que sólo una entre 12 000 000 reunía todas ellas. Basándose en este argumento, la pareja fue condenada. Sin embargo, los acusados presentaron un recurso y finalmente fueron absueltos. Una vez más, el tribunal basó su sentencia en la probabilidad. Por una parte discutió la independencia de las características ya citadas y por otra, demostró, usando cálculos probabilísticos bastante complicados, que la probabilidad de haya otra pareja con las mismas características, sabiendo que existe al menos una, es bastante grande.
|
||||