Como norma general no existe un "clima de montaña" similar en todo el planeta. Las montañas, con la altitud, modifican el clima de las zonas más bajas, al disminuir la temperatura y modificar la distribución de las lluvias. De hecho, a unos 2.000 metros de altitud, los paisajes que nos podemos encontrar en Ecuador, el Sáhara o la Meseta en España no tienen nada que ver entre sí. Sin embargo dentro de la Península Ibérica, al estar toda ella en zonas de clima templado, nos podemos encontrar características comunes que justifican esta catalogación. Hablamos, en este sentido, de zonas montañosas, frías, con abundantes nevadas en invierno y donde la vida de las personas tradicionalmente ha sido dura y difícil, motivando una baja densidad de población.
Este clima se sitúa en las partes altas de los principales sistemas montañosos y está más presente al norte donde aparece a partir de los 1.000 metros de altitud sobre el nivel del mar, mientras que, en el sur, se presenta a mucha mayor altura. Nos lo encontramos, pues, en grandes zonas de los Montes de León, la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. También en el Sistema Central y en diversas zonas aisladas del Sistema Ibérico, como Los Picos de Urbión, el Moncayo y Gúdar-Javalambre. A partir de aquí desaparece y sólo vuelve a surgir al Sur en la Cordillera Penibética, en las Serranías de Ronda y Sierra Nevada. Ni en los Montes de Toledo, ni en Sierra Morena, ni en el Sistema Litoral Catalán, está presente por la poca elevación de estas montañas.

El clima se caracteriza por las bajas temperaturas, inferiores a 10 grados de media anual, con inviernos largos y rigurosos y veranos cortos y frescos. Las precipitaciones son frecuentes y abundantes, en forma de nieve durante el invierno y con numerosas tormentas en el verano.
La vegetación tiene que adaptarse a unas condiciones muy duras, predominan los bosques de coníferas, que soportan el frío intenso y el peso de la nieve en invierno aunque que son sustituidas por los prados según ascendemos, ya que a partir de cierta altura los árboles no pueden subsistir.
El relieve es muy montañoso, con gran importancia del modelado glaciar en las zonas más altas.
Para la vida de las zonas bajas, tienen gran importancia los ríos que nacen en estas áreas. Los cursos principales y la mayoría de sus afluentes nacen en zonas de montaña y alta montaña, alimentados por la nieve del deshielo y las abundantes tormentas. Además durante su tramo inicial, la corriente es muy rápida, de manera que erosiona fuertemente las montañas, creando profundos valles y excavando las rocas.
Reflexiona
- Sobre un mapa, siguiendo las indicaciones del texto, señala la zona donde tendríamos este tipo de paisaje.
- Explica por qué ninguna capital de provincia ni gran ciudad están en este dominio.
Según el texto: "...Nos lo encontramos en grandes zonas de los Montes de León, Cordillera Cantábrica y los Pirineos. También en el Sistema Central y en diversas zonas aisladas del Ibérico como Los Picos de Urbión, el Moncayo y Gúdar Javalambre. A partir de aquí desaparece y sólo vuelve a surgir al Sur en la Cordillera Bética, en las Sierras de Ronda y Sierra Nevada...".
Según el texto: "...Hablaremos de zonas montañosas, frías, con abundantes nevadas en invierno y donde la vida de las personas tradicionalmente ha sido dura y difícil, provocando la baja densidad de población...". Esto explica que las capitales de provincia no estén en este tipo de paisaje.