La economía en el período carolingio
La economía del Imperio Carolingio era de base agrícola para abastecer el consumo de los habitantes de sus territorios, es decir, se trataba de una economía de subsistencia. Las tierras eran propiedad de los señores (nobles o altos cargos eclesiásticos) y se dividían en:
- La reserva señorial (terra indominicata), donde estaban la casa, establos y tierras del señor que cuidaban esclavos y/o siervos.
- Los mansos o terrenos que explotaban directamente los siervos, que debían pagar una renta al señor por su "préstamo" para trabajarlas.
Además, los campesinos debían realizar trabajos específicos en zonas del dominio señorial en ciertos momentos del año como parte de la compensación hacia el señor, denominadas corveas.

El comercio en estos momentos no era rentable pues había malas comunicaciones viarias e inseguridades en los trayectos por las presiones ejercidas por otros pueblos bárbaros, los musulmanes y el Imperio Bizantino, que buscaban la conquista de nuevos territorios. Además, no se pretendía obtener excedente suficiente para vender, pues el señor tenía asegurada la renta y los campesinos no tenían medios ni tempo para ello, debido a las corveas.
No obstante, durante el reinado de Carlomagno se intentó mejorar este sector dentro de su política de centralización del poder y expansión del Imperio, que permitía la apertura de rutas comerciales, con ciertas medidas como:
- La creación de un mercado regional.
- La unificación monetaria en su imperio con la creación de un sistema basado en la moneda de plata.
- Conseguir un mercado suntuoso o de objetos de lujo llegados a través del Mediterráneo y/o Bizancio.
Wikimedia Commons / Desconocido. Anverso de una moneda de Carlomagno (Dominio público)