¿Qué es el asco?
El asco es una emoción negativa, de desagrado con respecto a algo o alguien. Nos hace alejarnos con respecto a eso que tenemos asco. Una forma de manifestar asco en los niños/as más pequeños se produce ante determinados alimentos que, al provocarles asco, los rechazan y no quieren comerlos. También se puede manifestar asco ante excrementos, fuertes olores u otros materiales orgánicos.
Normalmente, cuando algo nos da asco lo que solemos hacer es evitarlo. Por ejemplo, a una persona le dan asco las verduras. Este asco se produjo porque una vez tuvo una gastroenteritis después de comer espinacas. Como consecuencia, esa persona no come ningún tipo de verduras. El cuerpo, como medio de protección, crea una reacción de asco cada vez que ve o huele las espinacas. Sin embargo, las verduras son importantes para nuestro cuerpo y no comerlas puede perjudicar nuestra salud.
A continuación, te propongo visualizar el siguiente video titulado "¿Qué es el asco?", el cual puede ayudar al alumnado a entender mejor cuál es esta emoción y complementa lo ya explicado anteriormente. Este video explica qué es el asco, qué cosas producen asco, qué sentimos en nuestro cuerpo y qué podemos hacer para evitarlo.
También nos enseña que la emoción asco cumple una misión importante, puesto que nos aleja de situaciones que pueden ser peligrosas para la salud. Por ejemplo, cuando un alimento está en mal estado, el sabor y el olor son horribles, previniendo así que nos lo comamos y evitemos una posible intoxicación. Aquí entran en juego los sentidos, que son capaces de identificar lo que ocurre a nuestro alrededor. El asco se puede percibir a través del sentido de la vista, del olfato o del gusto. Sentir asco nos ayuda a tener unos hábitos saludables, como lavarnos las manos, para no contagiarnos de algunas enfermedades. Cuando el asco es excesivo, puede convertirse en un problema para la salud que se conoce como fobia.
Algunos síntomas del asco son: tener dolor de barriga, ganas de vomitar, sentir mareo, ganas de salir corriendo o taparnos alguna parte de la cara. Cuando sentimos asco podemos alejarnos de esa cosa, aunque algunas veces hay que darle alguna oportunidad, como ocurre por ejemplo con algún alimento que te de asco comer.