¿Qué son los ecosistemas naturales y artificiales?
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Como recordatorio de lo que aprendimos previamente, los ecosistemas están formados por un espacio o medio físico determinado, los seres vivos que en él habitan y las relaciones entre ambos. Asimismo, es importante diferenciar los seres vivos y los inertes. Los primeros son los que nacen, se nutren, se relacionan, se reproducen y mueren. Los últimos son aquellos objetos que carecen de vida propia.
Además, los ecosistemas pueden clasificarse de distintas maneras y en esta ocasión diferenciamos los ecosistemas naturales y artificiales. Mientras que los ecosistemas naturales son aquellos en los que el ser humano no interviene para su formación y desarrollo, en los ecosistemas artificiales, que no existían previamente, el ser humano influye y/o controla su formación y desarrollo.
En los ecosistemas naturales encontramos una gran variedad de seres vivos e inertes, con relaciones complejas entre sí, como por ejemplo: leones, tigres, tiburones, pulpos o serpientes, entre los vivos, y arena o agua, entre los inertes.. Así, en estos ecosistemas los seres vivos consiguen la energía mediante el alimento (a través de otros animales, plantas, microorganismos, etc.) y la luz (el sol) de manera natural. Estos son algunos ejemplos de ecosistemas naturales: litoral, bosques, charcas y praderas, entre otros.
Sin embargo, en los ecosistemas artificiales son las mujeres y los hombres los que proveen de alimentos, fertilizantes y nutrientes artificiales, así como de luz y calor artificial, a los seres vivos. Además, la variedad de seres vivos e inertes es más limitada y controlada por los seres humanos, como por ejemplo: las palomas o los gatos, entre los vivos, y los edificios o tiendas, entre los inertes. Entre los ecosistemas artificiales destacamos: las ciudades y los cultivos.
