En la Edad Media, durante la reconquista cristiana de la península, la sociedad de los reinos cristianos está compuesta por habitantes cristianos y por musulmanes que conservan su religión y su cultura. Esto da lugar a un tipo de arte exclusivamente hispánico, mezcla del arte cristiano y del islámico, el arte mudéjar, que abarca los siglos del XII al XVI.
El material más utilizado para la construcción es el ladrillo, como ocurre en el arte islámico, aunque también podemos encontrar piedra en sus construcciones, propia de los estilos cristianos. Para la decoración se usa el yeso, la madera y azulejos.
El arte mudéjar tiene unas características propias dependiendo de la región en la que se desarrolla. Además se distinguen dos etapas:
Las plantas o planos de sus iglesias suelen ser de una o tres naves, emplean muros macizos y pilares, con arcos de medio punto, arcos ciegos exteriores que tienen función decorativa y portadas con arquivoltas. Sus ábsides, parte trasera del templo, son abovedados semicirculares de sencillas techumbres. Tienen una torre sobre la cabecera y, a veces, sobre el crucero.
Se desarrolla en Toledo, Castilla-León y Aragón.
Un ejemplo lo podemos observar en la iglesia de San Tirso de Sahagún (León):
La decoración exterior de sus edificios es escasa, comparada con la decoración interior. Se utilizan diferentes tipos de arcos como los de herradura entrelazados. Son características las torres- campanarios de las iglesias que se asemejan a los alminares musulmanes de planta cuadrada u octogonal.
Tiene focos importantes en Toledo, Aragón, Extremadura y Andalucía.
Un ejemplo es el campanario de la Iglesia Nuestra Señora de Gracia (Badajoz):
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