Contexto histórico y social
Los países hispanoamericanos logran la independencia en la primera mitad del siglo XIX, salvo aquellos que la consiguieron tras la guerra entre España y EE.UU: Cuba y Puerto Rico, en 1898. Las esperanzas de los pueblos hispanoamericanos de mejora y prosperidad, confiando en sus numerosos recursos naturales, se ven truncadas por diferentes circunstancias, lo que provocará diversos golpes de estados y la aparición de guerrillas y movimientos revolucionarios.
La literatura estuvo muy ligada desde sus comienzos con la europea, especialmente con la española. Estas influencias, junto con las características propias de los países americanos, dan lugar a lo que hoy conocemos como literatura hispanoamericana. Al principio esa relación era más bien unidireccional, es decir, la literatura española marcaba las pautas que se seguían en Hispanoamérica, pero, con el paso del tiempo, y sobre todo, con la corriente del Modernismo y su máximo exponente: Rubén Darío, esta relación cambia y desde Europa se empieza a mirar a Hispanoamérica como referente literario.
La lírica modernista
El Modernismo, nacido en torno a 1880 en Hispanoamérica, bebe en su comienzos de las corrientes del simbolismo y el parnasianismo franceses, y, entre sus características, destacan: la búsqueda de la belleza, la musicalidad, la evasión, la sensualidad...(para más información ver el segundo recurso del itinerario: "La literatura en el Modernismo y la Generación del 98".)
Entre los precursores del Modernismo, destacan: el cubano José Martí, con su obra El Ismaelillo, que refleja en el prólogo rasgos modernistas; el mexicano Amado Nervo, con Jardines interiores; el colombiano Guillermo Valencia con Ritos, el argentino Leopoldo Lugones, con sus obras Crepúsculos del jardín y Lunario sentimental. Sin embargo, si hay un autor que destaca entre todos, ése es Rubén Darío.