Los niños y niñas con espina bífida son escolarizados, mayoritariamente, en centros ordinarios. Siguiendo pautas normalizadoras (con su grupo de iguales, de su misma edad, con intereses y motivaciones comunes) e inclusivas (en su entorno físico) se establece la conveniencia de permanecer preferentemente dentro de un grupo ordinario.
En este proceso de escolarización debemos tener en cuenta las siguientes orientaciones:
- Adecuar el espacio físico educativo. En caso necesario, suprimir las barreras arquitectónicas.
- Proporcionar ayudas técnicas manipulativas de uso (por ejemplo, adaptadores en los lápices y bolígrafos, férulas posturales en las manos, muñequeras lastradas y teclados adaptados), y garantizar un adecuado control postural (mesas y sillas adaptadas o sillas con apoyacabezas).
- Disponer de los recursos educativos personales y profesionales que necesite: auxiliar técnico educativo, maestro especialista en pedagogía terapéutica y/o de de audición y lenguaje, equipo específico y/o general de orientación educativa y psicopedagógica, departamento de orientación en los IES... Además de estos recursos educativos, el médico rehabilitador, el fisioterapeuta y el terapeuta ocupacional completan el conjunto de profesionales que deben participar en la atención integral de las personas con espina bífida.