Además de la oxidación y de la combustión, existe un cambio químico de la materia denominado fermentación.
La fermentación es una reacción química natural producida por la actividad de algunos de estos microorganismos y que implica la transformación de sustancias complejas en compuestos orgánicos simples. Las levaduras y algunas bacterias descomponen los azúcares existentes en alimentos como la fruta y los cereales, generando sustancias nuevas como alcohol, ácidos y dióxido de carbono.
La fermentación es un proceso químico muy utilizado en la industria alimentaria. Gracias a ella, conseguimos alimentos más duraderos, sabrosos, esponjosos, nutritivos y fácilmente digeribles.
Según los productos finales, existen diversos tipos de fermentación:
Fermentación alcohólica
La fermentación alcohólica es realizada por ciertas levaduras que procesan los azucares de algunos alimentos produciendo alcohol y dióxido de carbono. Este tipo de fermentación es el que se utiliza en la elaboración de algunas bebidas alcohólicas, como el vino o la cerveza, pero también en la preparación del pan.
Fermentación láctica
La fermentación láctica tiene lugar gracias a la acción de algunas bacterias y es la base para la obtención del yogur a partir de la leche.
Fermentación acética
La fermentación acética se produce por la actividad de algunas bacterias que transforman el alcohol en ácido acético, dando lugar a un producto tan utilizado en cocina como el vinagre.
La fermentación también sucede en la mayoría de las células de los animales, incluidas nuestras propias células.