A grandes rasgos había dos tipos de campesinos: libres o siervos. Todos vivían en la aldea situada dentro del señorío, y podían utilizar las tierras comunales.

• Campesinos libres: eran los propietarios de la tierra (propiedad alodial), es decir, no estaban vinculados a ningún señor. Así podían decidir libremente sobre su vida (trasladarse, casarse, cambiar de oficio...). Vivían en la aldea y trabajaban las tierras de los mansos.
• Siervos: trabajaban las tierras del señor y su vida estaba ligada al señor, situación cercana al esclavismo. Es decir, no podían abandonar las tierras, casarse, cambiar de oficio etc. sin su consentimiento. Trabajaban gratuitamente en la reserva señorial o realizaban trabajos domésticos. Además la condición de siervos pasaba de padres a hijos.

No obstante, dichos aldeanos compartían los terrenos comunitarios y su dependencia del señor, vivían en un mismo núcleo y pertenecían a la misma parroquia, por lo que entre ellos se forjaban relaciones de tipo personal y de ayuda mutua. Todos empezaban a trabajar a una edad muy temprana, desde los cuatro o cinco años, y sobre los dieciocho años se casaban.

Ahora escribe en tu cuaderno cuáles eran las similutudes y las diferencias entre los campesinos libres y los siervos. Luego reflexiona, ¿quién gozaba de una mejor situación? Podéis debatir esta cuestión en clase.

Los campesinos tenían múltiples deberes:

• Trabajar en la reserva del señor determinados días al año.
• Pagar los censos que normalmente eran una parte de la cosecha, así como los derechos de monopolio, las primicias y otros impuestos al señor. Destacaba además el diezmo, 10% de la cosecha que se entregaba a la Iglesia.
• Pagar peajes por el uso de puentes, molinos y herrerías, derechos de caza, pesca...
• Obedecer al señor y serle fieles.
• Acatar su justicia y complacer sus sentencias judiciales.
• Contribuir en las tareas de mantenimiento del castillo y del feudo.

Sus derechos variaban en función de si eran libres o siervos. Pero todos:

• Tenían derecho a trabajar las tierras (propias o otorgadas por el señor) y a asegurarse su sustento.
• Podían heredar las tierras. 
• Podían utilizar las tierras comunales y las instalaciones del feudo pero pagando el impuesto correspondiente al señor.