El expansionismo japonés
Desde principios del siglo XX, Japón impulsó una política de expansión imperialista que le acercara a las posiciones de las potencias occidentales con el fin de convertirse en la gran potencia asiática. Durante los años treinta, había conquistado gran parte de China y se había aliado tanto con alemanes como con italianos, ocupando en 1941 las colonias del Pacífico de Francia y Holanda. Por su parte, Estados Unidos vio en estas acciones una auténtica amenaza, que se materializó el 7 de diciembre de 1941 cuando la aviación japonesa atacó, sin previo aviso, la base naval de Pearl Harbor, dejando prácticamente destruida una parte importante de la flota americana (murieron más de 2.400 militares y civiles, hubo 1.178 heridos, se destruyeron 149 aviones y se hundieron varios acorazados junto a otros muchos barcos dañados o hundidos). Así pues, este ataque supuso la declaración de guerra contra Japón de los americanos el día siguiente al ataque. Por su parte, este acontecimiento, que cambió de manera sustancial el devenir del conflicto, fue contestado por la fidelidad italo-germánica con el país nipón, haciendo lo propio el día 11 contra Estados Unidos.
En cualquier caso, en los meses siguientes los japoneses consiguieron apoderarse del sudeste asiático, desde la Manchuria hasta Malasia. De esta forma, la Australia británica pasó a estar amenazada, pues Tokio controlaba buena parte de los archipiélagos situados entre el Índico y el Pacífico, aprovechando sus recursos en favor de sus propios intereses. A tal efecto, las poblaciones indígenas comprobaron cómo se pasó del yugo europeo al nipón. Sin embargo, los estadounidenses tomaron la iniciativa a partir de la primavera de 1942, con batallas como la del mar de Coral y Midway. Los japoneses comenzaron entonces a retroceder, si bien ese repliegue fue a costa de una feroz resistencia en enfrentamientos como los de las islas Salomón, Guadalcanal, Marshall o Iwo-Jima. Japón, incapaz de resistir el poderío militar norteamericano, recurrió a métodos desesperados de lucha como los kamikazes o pilotos suicidas.
