Quizás los puntos más problemáticos durante las conversaciones de paz en Versalles fueron la cuestión territorial y la de las nacionalidades. En principio, la base negociadora eran los Catorce Puntos presentados por el presidente estadounidense Woodrow Wilson. En ellos se establecía el "principio de nacionalidad" donde fuese necesario reajustar fronteras. Los cambios fronterizos fueron muy importantes, siendo los siguientes los más relevantes:
- Alemania, la gran derrotada, perdió una parte importante de su territorio, sobre todo en la parte oriental.
- Polonia renació como Estado, con territorios de los antiguos imperios alemán, austro-húngaro y ruso.
- Los imperios austro-húngaro y otomano fueron desmembrados, surgiendo toda una pléyade de nuevos Estados: Austria, Hungría, Checoslovaquia, Yugoslavia...
- Italia, una de las potencias vencedoras de la guerra, consiguió el Tirol meridional, pero no quedó satisfecha porque reclamaba muchos más territorios, entre ellos Trieste y Dalmacia.
Con tantos cambios, era inevitable que núcleos importantes de población quedasen dentro de las fronteras de Estados distintos a su etnia o cultura (por ejemplo, alemanes bajo dominio checoslovaco, austriacos dentro de Italia, etc.). Por lo tanto, al solucionar problemas de unas nacionalidades, se creaban otros nuevos.
En el siguiente mapa podemos ver las pérdidas territoriales alemanas después de la Primera Guerra Mundial, y los Estados a los que pasaron dichos territorios:
