Para medir poesía no nos hace falta una regla
Para comenzar, vamos a ver el siguiente vídeo:
La poesía es ritmo, está cargada de musicalidad, pero estos elementos no proceden de la nada, están buscados y estudiados. Un poeta es un arquitecto de la palabra, pues no sólo debe pensar en las paredes de su edificio para construir sus poemas, sino que también debe pensar previamente en la estructura que sustentará a ese edificio, en el armazón sobre el que colocará sus palabras y que le conferirá la cadencia de la que estamos hablando.
En el rap del vídeo inicial, además, se ha acompañado al poema de música. Desde siempre la poesía y la música han estado ligadas y, aunque ha habido momentos en que se ha puesto el foco sólo en la palabra hablada o escrita, en la musicalidad que esta tiene, en otros tiempos, la poesía y la música han formado un tándem en el que ambas se han complementado e, incluso, se han enriquecido.
Pero antes de conocer más sobre la relación entre la poesía y la música, vamos a ver de dónde obtienen los poemas su ritmo y cómo construir ese armazón del que hablábamos antes. El ritmo de un poema depende de factores como el número de sílabas de sus versos, de la pausa que se realice al final de estos, así como de la rima. Al análisis detallado de estos elementos en un texto lírico se le conoce como esquema métrico.