El romance
El romance es una composición poética no estrófica formada por una tirada indefinida de versos octosílabos que riman en asonante los pares y en la que quedan sueltos los impares. Las primeras muestras de romances escritos datan del siglo XV, pero no será hasta el siglo XVI cuando encuentren regularidad en su composición métrica. Con gran arraigo en la literatura española, este género se desarrolló popularmente durante la Edad Media y, de forma culta, desde el Barroco hasta hoy.
Existen distintas variantes de los romances: se denominan endechas aquellos que están construidos con versos heptasílabos; si son hexasílabos, son conocidos con el nombre de romancillos y, si están compuestos con versos de arte mayor, por ejemplo, endecasílabos, nos encontraremos ante romances heroicos.
La clasificación de los romances es variada aunque, principalmente, se habla de romances viejos y romances nuevos. Los romances viejos, también conocidos como populares o tradicionales, se producen en los siglos XIV y XV, son de autor desconocido, se transmiten oralmente y, además, aparecen ligados a la música y al canto. Los romances nuevos son propios del siglo XV en adelante, están compuestos por poetas cultos y se transmiten por escrito.
Se conoce como Romancero a las colecciones de romances que se conservan gracias a las recopilaciones. Los primeros romanceros son del siglo XV y son obras españolas que revelan la pervivencia de la épica en un momento en el que en Europa ya había desaparecido.
Atendiendo a su temática, los romances viejos pueden ser:
- Juglarescos: de temática amplia, muy extensos y de carácter narrativo. Entre ellos están los moriscos o los fronterizos.
- Históricos: tratan sobre los héroes de los cantares de gesta, como, por ejemplo, Fernán González o Don Rodrigo.
- Líricos: caracterizados por ser bastante sencillos: "Prisionero", "Fontefrida"...
En el romancero nuevo se amplía la temática del viejo romancero con la adición de romances pastoriles, satíricos, caballerescos...
El "Romance de la doncella guerrera" es anónimo y constituye una de las muestras más interesantes de romances tradicionales. Circulan de él distintas versiones. Véase aquí un fragmento de una de ellas:
Dos años anduvo en guerra
y nadie la conoció
si no fue el hijo del rey
que en sus ojos se prendó.
– Herido vengo, mi madre,
de amores me muero yo;
los ojos de don Martín
son de mujer, de hombre no.
– Convídalo tú, mi hijo,
a las tiendas de feriar,
[...]