Entremeses
Los entremeses son los herederos de los pasos de Lope de Rueda. Con el paso del tiempo a esas piezas teatrales breves que servían de divertimento en los entreactos se les llamó entremeses. Aunque comparten con los pasos características como la brevedad y la comicidad, podemos apreciar algunas diferencias.
Una de ellas es que, en el siglo XVII, Luis Quiñones de Benavente asentó el género y los entremeses se escribían mayoritariamente en verso. Al estar escritos en verso, la trama se simplifica. Los argumentos son ligeros y realistas y tienen que ver con la sociedad de su época. Se centran más en lo burlesco, lo humorístico y en generar comicidad antes que en desarrollar la trama.

Los personajes eran planos y representaban distintos oficios: alcaldes, médicos, boticarios, soldados, sacristanes, escribanos o letrados. Muchos entremeses tienen como trama elaborar un retrato gracioso de algún personaje que se caracteriza por los celos o el engaño. Como hemos visto en los pasos, el bobo o simple es una de las figuras más importantes porque en él se congregan muchos aspectos cómicos que provocan la risa del espectador. En los entremeses, el número de personajes es superior al de los pasos ya que suelen aparecer entre 8 y 10 personajes.
El momento de representar los entremeses también es diferente al de los pasos: se podían representar tanto al principio, como en los entreactos o al final de la obra. Se decía que tenían la capacidad de salvar la comedia si esta era mala o darle alas si era buena. En un primer momento, el objetivo era simplemente entretener a los espectadores pero lo cómico, precisamente por ser el reflejo exagerado de la sociedad, coge el camino de la intención satírica. De esta manera, lo cómico se adereza con la crítica para ridiculizar los defectos humanos o de la sociedad. Si piensas en los monólogos humorísticos actuales, también comprobarás que lo que nos provoca la risa es precisamente la identificación con esas pequeñas miserias cotidianas por las que todos pasamos en algún momento.
Los entremeses son muy populares en los Siglos de Oro con autores como Miguel de Cervantes, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, Antonio Hurtado de Mendoza o Agustín Moreto, entre otros. En el caso de Calderón de la Barca, es frecuente que el argumento trate de una burla contra los arquetipos que no se adaptan a las normas.
Los entremeses de Cervantes
Sin duda, los ocho entremeses de Cervantes son los más famosos por su calidad literaria. Una de sus particularidades es que mezcla el verso y la prosa y el final suele ser musical. La trama está más desarrollada que los pasos de Lope de Rueda aunque sigue su estela cómica. La comicidad se consigue en muchas ocasiones gracias a la sorpresa del espectador porque pasa algo inesperado. ¿Quién no se ha reído de los chistes que tienen un final que nos sorprende?
La acción de estos entremeses suele ser una cadena de sucesos que le pasan a un personaje ante la mirada atónita de los otros personajes. Los problemas que se plantean son causas éticas, es decir, la avaricia, los celos, el engaño... y, aunque no hay moraleja final, el teatro invita a la reflexión sobre los valores que la sociedad acepta y aquellos que critica. De hecho, se puede decir que el humor de los entremeses de Cervantes es una crítica que destila ironía hacia distintas clases sociales.
Los títulos de los entremeses de Cervantes son estos:
- El juez de los divorcios
- El rufián viudo
- La elección de los alcaldes de Daganzo
- La guarda cuidadosa
- El vizcaíno fingido
- El retablo de las maravillas
- La cueva de Salamanca
- El viejo celoso
Los entremeses de Cervantes se publicaron en un volumen con ocho comedias. En este enlace a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes puedes acceder a ellos y leerlos.