
Analizar el idioma es hacer gimnasia mental para utilizarlo mejor, para escribir mejor, para expresar mejor, para comprender mejor... O sea, para mejorar. Eso nos ayudará en algo mucho más importante: ser capaces de convencer a los demás cuando lo necesitamos.
Álex Grijelmo
Las lenguas están hechas de letras, sílabas, palabras, oraciones, signos... La gramática es la ciencia que se encarga de analizar cómo son esos elementos, cómo se relacionan entre sí y qué resultados tiene esa relación en nuestra comunicación y en nuestro pensamiento.
Las gramáticas, por otro lado, son las obras que recogen el funcionamiento de una lengua. Es decir, no dictan unas normas que todos los hablantes deben cumplir, sino que analizan una lengua y concluyen que la norma (lo que normalmente sucede) es esta o esta otra.
Estudiamos la gramática desde el colegio y muchas veces nos preguntamos por qué lo hacemos, de qué nos va a servir el día de mañana: “Si quiero ser médica, ¿para qué me sirve enredarme con los complementos predicativos?”. He aquí la respuesta: el estudio de la lengua que hablamos no solo nos sirve para entender cómo funciona y, por lo tanto, usarla mejor; también nos ayuda a pensar:
“El lenguaje es el pensamiento; y conocer la estructura de nuestro lenguaje equivale a conocer cómo se han estructurado nuestras razones. La gramática trocea, pues, lo que pensamos; y nos permite averiguar [...] lo que pasa en el alma de quien habla; y nos ayuda a ordenar la realidad. La gramática enseña a exponer las ideas, pero sobre todo enseña a generarlas”.
Álex Grijelmo. La gramática descomplicada. Taurus.