El debate y la tertulia tienen en común que son dos formas del discurso oral en los cuales se expresan opiniones sobre un determinado tema y en las que intervienen dos o más personas.

Las tertulias
En las tertulias, llevadas a cabo en cafés, casinos o bares, los tertulianos, generalmente intelectuales, conversan y discuten sobre un determinado tema dando su opinión. Frecuentemente se utiliza un lenguaje informal. Suelen acudir de forma periódica al mismo sitio para debatir sobre contenidos de interés mutuo.
Cada participante expone sus ideas, y el moderador, cuyo papel fundamental consiste en dinamizar la conversación, lanza preguntas sobre el tema, mientras los participantes contestan, respetando el turno de palabra. No son necesarias unas conclusiones finales.
Fueron muy conocidas las tertulias literarias de los siglos XIX, como la tertulia romántica literaria de El Parnasillo, que se reunía en el Café del Príncipe (Plaza de Santa Ana, Madrid), la del Café Suizo, de los hermanos Bécquer, y, ya en el s. XX, el Café Gijón, al que acudieron, a lo largo del tiempo, desde miembros de la Generación del 98 (Unamuno, Valle-inclán...) a autores de la Generación del 27 (Federico García Lorca, Dámaso Alonso..). Continuó durante los años de la dictadura.
Frente a la tertulia, en el debate, como veremos, sí se utiliza un lenguaje formal, se recogen unas conclusiones finales y no es necesario que se lleven a cabo de forma periódica.

El debate
El debate es un tipo de discurso oral en el que intervienen dos o más personas, en turnos de palabra, que regula un moderador y en el que dan su opinión personal sobre un tema determinado. En este tipo de discursos, predomina el discurso argumentativo, ya que cada participante intenta defender sus ideas y su postura a través de argumentos y contraargumentos. Su estructura habitual consiste en la exposición inicial del punto de vista de cada participante sobre el tema que hay que tratar, seguido de réplicas y contrarréplicas para terminar con unas conclusiones finales.
En los últimos tiempos, se han convertido en un discurso muy utilizado en la televisión o en internet, ya que los debates televisados son una buena manera de mostrar y defender las ideas, por ejemplo, de los partidos políticos cada vez que hay elecciones.
Por tanto, es muy importante conocer no solo sus características lingüísticas y modos de organizar el discurso oral, sino también la presencia del lenguaje no verbal y visual.
La función que destaca es la persuasiva, ya que de lo que se trata es de convencer al público de que su punto de vista es el más importante. Por tanto, es necesario presentar las ideas de manera clara, concisa y coherente. Para conseguirlo, es importante dar razones que refuercen nuestra postura. Es decir, argumentar. De ahí la importancia de conocer los tipos de argumentos.