Saltar la navegación

¿Cómo se detecta?

En casa y en la escuela

La detección inicial de cualquier trastorno del lenguaje oral se realiza mediante la observación, por indicación de los profesionales, en el ámbito escolar y familiar.

Además de los distintos aspectos del lenguaje oral que pudieran estar alterados, es necesario obtener datos de la evolución del niño o la niña y de la historia familiar.

También es importante recabar información de otros aspectos relevantes que pudieran explicar la causa de sus dificultades: inteligencia, nivel de audición, ambiente sociocultural, desarrollo motor, personalidad, etc. 

La web GuiaInfantil.com es una de las páginas de referencia en temas relacionados con la educación y la familia. Trata asuntos que abarcan desde el embarazo hasta la entrada en las diversas etapas de la educación obligatoria. Esta web cuenta con su propio canal de vídeos "Guía infantil".

La psicopedagoga Ana Carballal nos cuenta "¿A partir de qué edad es recomendable llevar al niño al logopeda?" y cuáles son los indicadores que nos deben llevar ante un especialista para confirmar si los problemas de lenguaje que tiene nuestro hijo/a precisan de un trabajo especializado. Para profundizar también es recomendable el vídeo "La intervención del logopeda en el retraso del lenguaje de los niños".

Evaluar el lenguaje en distintas situaciones

Antes de establecer un diagnóstico hay que tener en cuenta qué es un desarrollo evolutivo. Muchos de los errores infantiles producidos pueden considerarse normales según la edad del niño.

En algunos casos, una evaluación completa de un trastorno dislálico conlleva la participación de distintos profesionales (pedagogo, psicopedagogo o psicólogo, especialista en audición y lenguaje, médico, etc.). Estos profesionales, de manera complementaria, obtendrán un perfil del desarrollo del alumno en los distintos aspectos que influyen en la articulación de los fonemas, a partir del cual se podrá determinar la causa de la dislalia.

Para evaluar las dislalias es necesario recoger y analizar muestras del lenguaje en diversas situaciones (habla espontánea, imitación, e incluso ante la lectura si la ha adquirido), ya que la producción puede variar dependiendo del contexto. 

La evaluación de las dificultades articulatorias tendrá como base la del lenguaje espontáneo, y deberá valorarse su inteligibilidad, las dificultades articulatorias y la generalización de los errores en los distintos contextos de su vida.

Recursos educativos interactivos

Existen muchos materiales específicos para trabajar las dislalias y otros trastornos relacionados con el lenguaje.

  • Los expertos de la web Espacio logopédico han elaborado una recopilación de diferentes recursos.
  • La web Orientación Andújar también ha seleccionado una serie de recursos educativos que pueden servir para el tratamiento de este trastorno.

¿Cómo evaluar las dislalias?

La evaluación de las dislalias implica la observación sistemática de distintos aspectos, para lo cual es conveniente el uso de protocolos o pruebas específicas elaboradas al efecto. Una completa evaluación implicaría lo siguiente:

  • Comprobar la ausencia de anomalías físicas en órganos bucofonatorios: labios, nariz, lengua, dientes, paladar y mandíbula.
  • Valorar la capacidad para la realización de ejercicios prácticos con órganos bucofonatorios: mover la lengua a distinta velocidad, doblar el labio inferior, inflar los carrillos, etc.
  • Evaluar la capacidad para realizar ejercicios relacionados con la respiración: control de la inspiración y espiración, control del soplo, capacidad de retener aire en los pulmones, etc.
  • Analizar la discriminación auditiva de sonidos: implica evaluar la capacidad de percibir distintos estímulos auditivos y percibir diferencias y semejanzas entre los sonidos. Suelen utilizarse pares de palabras que se diferencian sólo en una consonante. El niño-a tiene que decir si esas dos palabras son iguales o diferentes (por ejemplo: mota-bota, pata-bata, saco-sapo, etc.). El evaluador-a debe evitar en la presentación oral de los pares de palabras que el chico-a haga “lectura labial”, y utilice sólo su capacidad de discriminación auditiva de los sonidos para resolver la tarea. A veces las dificultades de atención del alumno impiden resultados adecuados en este tipo de pruebas.
  • Valorar la capacidad para la articulación de sílabas y palabras con distintas estructuras y longitud. Implica la observación en el alumno de su lenguaje espontáneo así como la identificación de estructuras silábicas o sonidos erróneos. Posteriormente, es necesario un análisis sistemático de los errores encontrados. La observación puede hacerse mediante la emisión de palabras y frases por repetición. Otro método es la presentación de dibujos o fotografías para que diga el nombre del objeto y/o describa las acciones y mediante la lectura (si la ha adquirido). Para llevar a cabo la evaluación de este aspecto existe una amplia oferta de trabajos específicos.

Jugar delante de un espejo es un ejercicio que a los niños y niñas les encanta: les ayuda a descubrir expresiones faciales o rasgos personales. Estos juegos permiten el autoconocimiento y la exploración, pero también pueden ser aprovechados para mejorar la pronunciación.

El vídeo titulado "Cómo ayudar a tu hijo a mejorar la pronunciación"  nos propone una serie de sencillos ejercicios que cualquier familia puede realizar con un niño o niña con problemas para comunicarse.

Un alto porcentaje de afectados

El habla y el lenguaje son aptitudes necesarias a la hora de leer y escribir. Por eso, son los maestros y muy especialmente las familias, las que tendrán un importante papel en la detección de los problemas y su tratamiento.

El siguiente artículo nos ofrece algunos datos acerca de los principales trastornos del lenguaje. Como se puede comprobar, su tipología es muy diversa y la incidencia mayor de lo que en principio podría pensarse.

Los datos que aparecen en este reportaje son del año 1995. No obstante, pueden servir como referencia de la situación actual. Más allá de las referencias estadísticas, lo más interesante de este material periodístico es que nos permite conocer de manera general los principales trastornos del lenguaje y las vías para detectarlos y corregirlos.

Un 15% de los niños tiene problemas para aprender a hablar

"...A los tres años, mesa suele ser meta, y zapato, tapato, pero si a medida que el niño crece no se corrige él solo, quizá padezca una dislalia, que habitualmente empieza a tratarse entre los cinco y siete años. Otros trastornos de habla son fonológicos, considerados anómalos si persisten más allá de los cinco años: 'el niño repite bien ki ka, ke, ku, ko, pero dice títate en vez de quítate, o tefélono y manika por teléfono y máquina´, explica Monfort. Suponemos que el motivo es una menor facilidad natural para discriminar o producir sonidos, algo hasta cierto punto normal, como hay quien dibuja peor."

 ("Un 15 % de los niños tiene problemas para aprender a hablar". Mónica Salamanoe (1995). El País.)

Obra publicada con Licencia Creative Commons Reconocimiento Compartir igual 4.0