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¿Cómo se detecta?

Evaluación

Una adecuada detección de la dislexia debe conllevar tanto la evaluación de aspectos específicos de lectura y escritura como de otros aspectos complementarios como la inteligencia, la memoria operativa y la conocimiento fonológico.

Frustración, sentimientos de culpa, baja autoestima, sobreesfuerzo continuado que no tiene recompensa... Estos son algunos de los sentimientos que acompañan al niño disléxico hasta que es diagnosticado y su entorno es capaz de normalizar la situación.

Este reportaje, titulado "Dislexia: un trastorno invisible", fue editado por Integratek la Asociación Dislexia y Familia (DISFAM). Nos presenta a varias personas disléxicas que han sido capaces de superar las situaciones derivadas su trastorno. Sobre todo, han logrado sobreponerse, en la mayoría de los casos, a una historia académica lastrada por los problemas en la lectura y la escritura.

¿Cómo aprenden a leer y escribir los disléxicos?

El proceso de adquisición de la lectura y la escritura es el mismo para todas las personas, también para los disléxicos. Por lo tanto, una adecuada evaluación de la persona con dislexia debe conllevar la valoración de dos elementos:

  • Por un lado, de aspectos específicos de los procesos lectores: perceptivos (procesos visuales y auditivos para el reconocimiento e identificación de letras), léxicos (reconocimiento de palabras), sintácticos (o de comprensión de distintas estructuras gramaticales y respeto de signos de puntuación) y semánticos o de comprensión de textos.
  • Por otra parte, será necesario llevar a cabo la evaluación de aspectos complementarios como son las capacidades cognitivas relacionadas con la lectura. Estos aspectos pueden explicar también sus dificultades: inteligencia, atención, memoria operativa y conocimiento fonológico.

Evaluar procesos

  • En relación con los aspectos específicos de la lectura, y antes de comenzar a evaluarlos, debe garantizarse que no existen dificultades en los procesos perceptivos auditivos o visuales. Tendremos que comenzar por llevar a cabo tareas de discriminación auditiva de fonemas y discriminación visual de letras o grupos de letras. Y del mismo modo, debe evaluarse si el alumno conoce el nombre o el sonido de las letras del abecedario mediante el deletreo de un conjunto de palabras escritas.
  • Por otro lado, deben evaluarse los procesos léxicos. Esto conlleva evaluar las dos vías implicadas en los mismos para identificar en cuál de ellas se produce el déficit. Las vías implicadas en los procesos léxicos son dos. En primer lugar está vía léxica propiamente dicha, que puede evaluarse mediante tareas de decisión léxica en las que el alumno debe decir si se trata de palabras reales o inventadas (por ejemplo, "hueco" es una palabra, pero "ueco" es una pseudohomófono, es una palabra que no existe, igual que "gabroche" que es una pseudopalabra). Otra forma de evaluar los procesos léxicos es mediante la expresión del significado de palabras homófonas (por ejemplo: baca/vaca, vaya/valla, etc). Encontramos por otro lado la vía subléxica, que puede evaluarse  a través de la lectura de pseudopalabras o de palabras de distinta frecuencia y longitud.
  • La evaluación de los procesos sintácticos implica evaluar la comprensión de frases con distintas estructuras gramaticales (pasivas, de relativo, etc.) y comprobar si el alumno respeta los signos de puntuación en un texto que debe leer en voz alta.
  • Finalmente, la evaluación de los procesos semánticos, que es el más complejo de todos, implica evaluar la capacidad del alumno de comprender oraciones y textos.

Diagnosticar precozmente

Uno de los principales problemas de los alumnos disléxicos es el retraso en el diagnóstico de su trastorno. Uno de los grandes peligros de este retraso es que la persona afectada se desmotive de cara a sus estudios y su futuro profesional.

Tanto los expertos como los padres y los propios afectados, reclaman más recursos y una mejor coordinación entre los profesionales de la educación y la sanidad.

El reportaje "Aunar esfuerzos para diagnosticar la dislexia" incide en este aspecto: la falta de detección precoz de un trastorno como la dislexia, que puede llegar a afectar al 10% de la población.

"Aunar esfuerzos para diagnosticar la dislexia"

"Los maestros necesitamos más formación sobre trastornos del aprendizaje. Hay un gran desconocimiento sobre ellos, incluso entre psicólogos y pedagogos", lamenta Olivares. "Cuando mi hija tenía cinco años, yo observaba que cuando leíamos juntas en casa tenía muchas dificultades. A los 12 años le diagnosticaron dislexia. Ha seguido estudiando y ahora está en la Universidad", indica. "Cuando los profesores de instituto vemos que un alumno tiene muchas dificultades para leer y escribir, no sabemos cómo tratarlo. Se supone que un estudiante de ESO ya lo sabe hacer", añade Juanola.

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