Los servicios implicados en cada nivel no son sólo los sanitarios, sino también los educativos y sociales. Es más, un porcentaje significativo de niños con TEA es detectado y diagnosticado por los servicios educativos especializados. Para ello, deben promover la participación eficaz de la familia y fomentar el intercambio de información en busca de una visión compartida del problema.
Al ser un trastorno del desarrollo neurológico, relacionado con factores genéticos, el diagnóstico clínico debe ser de los servicios socio-sanitarios (pediatra, neurólogo, neuropsicólogo,…).
Cosa distinta es la evaluación psicopedagógica que es la que llevan a cabo los servicios educativos para dar cumplida cuenta de las necesidades educativas, a través de los EOEP Generales, Específicos de Atención Temprana, D.O. Es decir, el diagnóstico clínico es una cosa y la evaluación psicopedagógica debe ser otra.
Al finalizar la evaluación, los representantes legales y las propias personas con TEA, en la medida en que esto último sea posible, deberán recibir información adecuada, verbal y escrita, sobre los resultados obtenidos. Asimismo, tendrán la posibilidad de aclarar cualquier duda que deseen plantear o de buscar una segunda opinión profesional. La confidencialidad de sus datos estará garantizada.