Donde la garza hace su nido

De las características a las que se refería el apartado anterior, los recursos a la oralidad son los más evidentes: los suspiros constantes (Oh, ay), las estructuras paralelísticas que facilitan el recitado, las entonaciones exclamativas o interrogativas, el uso del imperativo que detecta la presencia del receptor o la selección de verbos de "decir".

Todos ellos se emplean para dar mayor dramatismo a la queja por la ausencia del amante, identificado como "amigo",  en boca de la mujer que habla a su confidente (la madre o la hermana). 

Pero también están presentes el anonimato y el carácter folclórico de los textos. Su brevedad, ingenuidad, predominio de la emoción y la expresión sencilla son pruebas de ello.

Por otro lado, los tres textos presentan otra característica distintiva. Comparten entre ellos el tema y el tratamiento del mismo, es decir, el amor y el tono sensual que los aleja del carácter moralizante propio de los textos de esta época.