¿Qué entendemos por texto coherente?

Cuando hacemos un puzle seguimos una serie de pasos: pensamos y organizamos lo que necesitamos, separamos las piezas de los bordes, clasificamos las piezas del centro y poco a poco, pieza a pieza, vamos construyendo nuestro puzle o rompecabezas. Igualmente cuando creamos un texto necesitamos pensar y ordenar las distintas informaciones de nuestro texto, clasificar las ideas primarias de las secundarias que deben referirse al tema principal y poco a poco crear nuestro texto para que este sea coherente.
La palabra coherencia proviene del latín cohaerentia, que designa la cualidad de lo que presenta una conexión interna y global de sus distintas partes entre sí. La coherencia es la propiedad textual que nos permite que nuestro texto sea ordenado y que todas sus partes estén relacionadas entre sí y con el tema principal.
Para que un texto sea coherente abordaremos la relación que guarda consigo mismo y la que mantiene con el mundo al que hace referencia.
En relación consigo mismo
Un texto es coherente si atiende a los siguientes aspectos:
- Todos los enunciados que contiene el texto están relacionados entre sí y tienen que ver con el tema o idea principal. Las demás enunciados se articulan en torno a ese tema o idea principal para ampliarlo, desarrollarlo y justificarlo.
- Cada uno de los enunciados se relaciona con el que precede y el que le sigue de una manera lógica. La forma más extendida para la elaboración de un texto es la distribución de las ideas en párrafos. Las ideas incluidas en los párrafos pueden comprender distintos modos de desarrollo: definición, comparación, ejemplificación, enumeración, sucesión de anécdotas...
- No hay contradicciones entre ellos, ni ideas absurdas o disparates. Por ejemplo: Tengo la ropa tendida y está lloviendo, así que María ponte a hacer los deberes.
- Siguen un orden determinado (temporal, de importancia...)
En relación con el mundo
Un texto es coherente en relación con el mundo que lo rodea:
- Si lo que dice no contradice los conocimientos comunes a todos. Por ejemplo, no podría decirse: África está al norte de Europa.
- Si tenemos en cuenta los conocimientos previos que se presuponen en el receptor y aclaramos aquello que sea necesario para su comprensión. Si escribimos En el dominio del español, el ceceo es una característica de las hablas andaluzas, debemos suponer que el receptor conoce el término ceceo y, si sospechamos que no es así, debemos explicarlo para que se entienda.
A veces, en la literatura, aparecen situaciones que rompen la relación con el mundo que conocemos, produciendo incoherencias que adquieren sentido si se interpretan en determinadas circunstancias o desde otra perspectiva. Por ejemplo, en Alicia en el país de las maravillas, aparece un conejo blanco que vestido con chaleco y un reloj de bolsillo anuncia que llega tarde.