Las redes sociales se definen como el conjunto de personas que se conectan entre sí en un entorno virtual y, por extensión, también han terminado recibiendo este nombre estas plataformas. Los vínculos que unen a estas personas pueden ser diversos: amistad, parentesco, aficiones, trabajo..., y de ahí la proliferación de redes sociales con diversos intereses y formatos. Están pensadas para fomentar el intercambio de información (contenidos, datos, vídeos...) con una o varias personas. De esta manera se genera una interacción entre los distintos usuarios, quienes llegan a conformar una comunidad digital con intereses comunes. Esta interacción es muy importante, sobre todo, en la relación que se genera en el ámbito comercial entre el cliente y la marca, ya que muchas veces estas conceden protagonismo a sus clientes a través de las redes sociales fomentando un acercamiento del cliente al producto. Lo vemos en aplicaciones como Instagram, donde cada vez más marcas crean contenidos para compartir con sus usuarios y poder interactuar directamente con ellos, sin necesidad de intermediarios. Por otro lado, las redes sociales permiten conocer a nuevas personas, lo que permite crear conexiones sociales y mantener las ya conocidas. Esta es una de las finalidades fundamentales de redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram.
Las redes sociales surgieron para poder conectarnos con nuestros familiares o amigos, y poco a poco se han convertido en herramientas imprescindibles para compartir, comunicar y colaborar con otras personas, situación que de otra forma resultaría prácticamente imposible, o al menos no tan inmediata. También nos permiten difundir y expandir nuestros proyectos de trabajo o productos facilitando que puedan llegar a todas las partes del mundo. Sin duda, la persuasión está muy presente en el empleo que hacen las marcas para publicitarse a través de las redes sociales. Nos ayudan, además, a expresarnos de forma creativa, como podemos observar en algunas redes concretas, como son TIK-TOK o los Reels (vídeos) que utiliza Instagram para que las personas puedan expresarse y que las marcas, sobre todo, utilizan para vender sus productos a través de los llamados influencers o personas conocidas o famosas, a través de las cuales promocionan sus productos.
La inmediatez que proporcionan las redes sociales es la causa fundamental de que en ellas se observe un uso del lenguaje más bien espontáneo, coloquial muchas veces, en el que abundan los extranjerismos (influencer, CEO), las abreviaturas y acortamientos (Insta, Face, ele, boli, poli... ), las incorrecciones incluso (haber/a ver, a dado, cogistes), y se puede llegar a observar la presencia de neologismos (postureo) o coloquialismos (tío, tronco).
También resulta importante destacar , sobre todo en el uso del chat, la existencia de opciones interesantes como la mensajería instantánea, muy presente en nuestros días para comunicarnos, especialmente a través de aplicaciones como Whatssap o Telegram. Su aparición como nuevos canales comunicativos ha provocado la aparición de un neolenguaje (un nuevo lenguaje), que incorpora, además de los rasgos ya recogidos, nuevos códigos: así, se ha producido la combinación de texto -o código verbal- con emoticonos -o código no verbal-, que en numerosas ocasiones incluso sustituyen al lenguaje escrito.