Hacer una tragedia
Actualmente la palabra tragedia hace que pensemos en sucesos desafortunados que pasan en el mundo, como un accidente aéreo, un ataque terrorista o un tsunami. Esta consideración que tenemos cuando decimos que algo es una tragedia tiene que ver con la temática que se desarrolla en el subgénero teatral: en ambos hay un hecho grave y doloroso relacionado con una desgracia que muchas veces implica la muerte de alguien.
De forma muy distinta, también se utiliza la expresión hacer una tragedia para señalar que alguien le está poniendo mucho dramatismo a algo que no lo tiene. Por ejemplo, si alguien dice "con tantos exámenes yo me muero", está haciendo una tragedia (Spoiler: todos sobrevivimos a los exámenes).
Finalidad
La tragedia es el género tradicional del teatro. Se opone a la comedia porque tiene un final trágico en el que todo acaba mal. De hecho, se dice que en las tragedias hay un acontecimiento que provoca el desorden y desencadena una serie de sucesos hacia el destino fatal. El objetivo era conmover al espectador, inquietarlo y provocarle compasión hacia lo que le estaba pasando al protagonista. El mero hecho de contemplar estas peripecias dolorosas ejercía una catarsis en el espectador, es decir, las emociones que suscita la tragedia hacen que el público empatice con el personaje y su sufrimiento de tal forma que le provoca una liberación o transformación interior. Es fácil de entender: pasa lo mismo cuando a nuestros mejores amigos o familiares les sucede algo desgraciado: no solo sentimos su dolor como algo propio sino que también somos capaces de aprender de ese dolor. Para conseguir el objetivo de conmover al público, se usaba un lenguaje culto y un tono serio y poético con tal de resaltar el sufrimiento del protagonista.
Personajes
En la Antigua Grecia, las obras de Sófocles, Esquilo o Eurípides se representaban en los templos o en espacios circulares al aire libre. En estas obras, los personajes, acompañados por el coro que anticipa lo que va a pasar, comenta lo que está pasando o dialoga con el protagonista, eran personajes distinguidos como dioses, reyes o nobles. Con el paso del tiempo, los personajes que se representan son nobles de espíritu: personajes que son capaces de sacrificarse por aquello en lo que creen. El héroe trágico tiene un conflicto grave y se mueve por una pasión que, unida a un destino inevitable, hace que se dirija a un final funesto en el que pierde todo lo que tenía. Es lo que sucede en obras como Edipo rey, de Sófocle,s o Macbeth o Hamlet, de Shakespeare.
Temas
Los temas tratados en la tragedia también varían con el tiempo. En un primer momento, se tratan temas históricos o mitológicos pero, después, parten de la psicología del personaje y se profundiza en la pasión que termina destruyéndolo. Dependiendo de la obra, con la tragedia se invita a reflexionar sobre temas como la libertad, la justicia, la propia identidad, el amor imposible, la traición, la culpa o la muerte.
Uno de los autores españoles que más destaca en siglo XX es Federico García Lorca que, con sus tres grandes tragedias, recupera el tono poético de las tragedias clásicas así como la pasión incontrolada de sus protagonistas. También recupera la figura del coro con personajes grupales como los leñadores de Bodas de sangre o las vecinas de Yerma. En La casa de Bernarda Alba, sin embargo, el personaje que anticipa la tragedia es la M.ª Josefa, la madre de Bernarda.