Además de las tareas de escritura, se pueden proponer otras actividades más específicas para evaluar dos aspectos:
En primer lugar, debemos asegurarnos que el alumno puede recuperar de su memoria a largo plazo la forma de las letras. Para comprobarlo podemos pedirle que copie pasando de mayúsculas a minúsculas, de cursiva a script (y viceversa).
Para evaluar si la dificultad se produce exclusivamente en los patrones motores y no en la recuperación de la forma de la letra, se le puede pedir que escriba en un teclado o con letras de plástico. Después, compararemos su ejecución con la escritura a mano. Si no tiene errores en la escritura en un teclado, pero comete numerosos errores en la representación gráfica, las dificultades serán propiamente motoras.
Se puede practicar la grafomotricidad con el alumnado con disgrafía a través de los materiales creados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en el proyecto WikiDidácTICa.