Hay muchas variables que determinan la elección del tipo de centro más adecuado. Entre otras, será necesario valorar las características de la sordera, el interés del propio alumno y/o su familia, las materias impartidas, el curso o especialidad que se va a estudiar o las características del profesorado o del centro.
Básicamente, encontramos tres modelos de escolarización de los alumnos sordos:
- Alumnado matriculado en centros ordinarios. Se integra en las aulas con el resto de compañeros. Puede integrarse con o sin apoyo educativo (dentro o fuera de la clase) en todas las áreas del currículo ordinario o en aquellas sin un gran componente lingüístico y en las que se manifieste en algún momento una especial dificultad.
- Alumnado matriculado en centros ordinarios de atención preferente. Participa con los oyentes en la mayoría de las actividades lúdicas y culturales, así como también en alguna académica. Esta opción integra a aquellos sordos profundos prelocutivos que no han adquirido unos recursos comunicativos y de aprendizaje suficientes. También a sordos con otras deficiencias asociadas.
- Alumnado escolarizado en centros específicos especializados. En este caso, es posible realizar los últimos cursos en escolarización combinada con un centro ordinario para la obtención de la titulación. Si el centro específico no está especializado, se trata de casos con necesidades educativas especiales, asociadas a discapacidad grave y permanente, que requieren de adaptaciones muy significativas del currículo (como es el caso de algunos alumnos con sordoceguera).