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¿Cómo se detecta?

Atención especializada

La literatura científica y la experiencia nos permiten afirmar que los trastornos graves de conducta no remiten fácilmente con el tiempo, afectan a la vida diaria y tienen consecuencias importantes para las personas con las que conviven quienes los padecen (familia, profesorado o compañeros y compañeras). Por este motivo requieren una atención especializada.

Perfil del alumnado con TGC

Los TGC varían en función del sexo, y suelen ser al menos tres veces más comunes entre los chicos que entre las chicas. También la edad de comienzo es diferente; mientras que en los chicos la aparición se sitúa entre los 8 y 10 años, en las chicas suele iniciarse entre los 14 y 16 años. Aunque existe un grupo de circunstancias comunes, no se cumplen todos en todas las personas. Siguiendo a Moreno I. (2002), el perfil del alumnado con TGC es el siguiente:

  • Existencia de un patrón de conducta anómalo, persistente y reiterado.
  • Presencia de alteraciones conductuales en distintos ambientes (hogar, escuela y calle) que no son específicas de ningún contexto o situación.
  • Mayor incidencia en el género masculino.
  • Deterioro significativo del nivel académico, además de más alta conflictividad familiar y social.
  • Presentan sintomatología clínica subyacente: baja autoestima, escasa tolerancia a la frustración, inestabilidad y labilidad emocional.
  • Algunos trastornos asociados como ansiedad, depresión...

Tratar con preadolescentes es complicado. En esta etapa los niños se rebelan y lanzan constantes retos a sus padres, que no saben como ejercer su autoridad. Este es el caso de María José, que no sabe como controlar a su hija Rosa Mari, de once años. La pequeña se niega a hacer los deberes y cualquier tarea que le ordene su madre, con la que tiene constantes enfrentamientos.

El programa Supernanny intenta ayudar a las familias que tienen problemas de relación con sus hijos. Son especialmente interesantes, las recomendaciones de la pedagoga que ayuda a las familias. 

Técnicas para la evaluación

Para la evaluación es necesario adoptar una perspectiva funcional y comprensiva de la situación. Es necesario centrarnos en las dificultades, en los excesos cometidos por la persona. Habrá que analizar la naturaleza de estos problemas con la finalidad de seleccionar las estrategias más adecuadas para la intervención.

Para llevar a cabo la evaluación hay que usar distintas técnicas. Entre ellas, la entrevista semi-estructurada, las técnicas sociométricas (a partir de las cuales el grupo de compañeros y compañeras informan sobre la popularidad, simpatía, aceptación, rechazo y competencia social), las escalas de estimación e inventarios de conducta (cumplimentadas por padres y profesores), la observación directa del comportamiento en distintos contextos, así como otros procedimientos de evaluación centrados en el alumno (cuestionarios de personalidad, de autoestima, de ansiedad, de estilo cognitivo, de control de impulsos, etc.).

En el proceso de la evaluación funcional de los TGC, la observación del comportamiento del niño o niña en los contextos naturales es fundamental. Permite conocer objetivamente las variaciones en la expresión de los síntomas ante las diferentes actividades que desarrolla en el aula o en el hogar. Por otro lado, es útil de cara a planificar los cambios previstos y las modificaciones necesarias en las interacciones con padres, profesorado y compañeros.

Recursos en la Red

Los expertos que desarrollan el blog de Orientación Andújar han realizado una compilación de entradas, programas y manuales relacionados con los distintos tipos de situaciones y comportamientos asociados a los trastornos graves de conducta.

En el blog PTYAL de Gema Noguera podemos encontrar una amplia recopilación de documentos (tanto para familias como para profesores) con normas para la modificación de conducta; además de programas, estrategias y programas relacionados con los problemas de comportamiento.

También el blog Tu aula PT nos ofrece una selección de programas y materiales para trabajar y tratar los problemas relacionados con el TDAH y los trastornos graves de conducta.

El trastorno límite de la personalidad es una afección de salud mental por la cual una persona tiene patrones prolongados de emociones turbulentas o inestables. Estas experiencias interiores a menudo los llevan a tener acciones impulsivas y relaciones caóticas con otras personas.

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Aroa: El caso de un trastorno límite de personalidad.

Las personas con este trastorno a menudo presentan incertidumbre acerca de su identidad. Como resultado, sus intereses y valores pueden cambiar rápidamente. También tienden a ver las cosas en términos extremos: o todo es bueno o todo es malo. Aroa, una joven catalana de 26 años nos cuenta su experiencia.

Consideraciones sobre la observación de los TGC

Es necesario tener en cuenta varias consideraciones en relación con la observación como  técnica para la recogida de información sobre la conducta.

  • La observación requiere una formación y entrenamiento adecuados para dar fiabilidad y validez a lo observado.
  • Es necesario evitar que la presencia del observador u observadores distorsione la realidad cotidiana de la conducta del sujeto.
  • Es probable que las conductas más graves no puedan ser observadas directamente, aunque sí las podremos conocer por referencias de testigos directos.
  • Debemos tener en cuenta que sólo observamos una muestra temporal de la conducta (15-20 minutos en cada sesión) y no todo el repertorio de conducta; con lo que es necesario un adecuado estudio de la muestra de los momentos y contextos en que debe registrarse la observación.

Lo tienen todo excepto a sus padres

Como hemos visto, existe una influencia de la actuación familiar en el desarrollo o mantenimiento de los trastornos del comportamiento perturbador. La familia es el grupo de referencia por excelencia para el niño y donde se transmiten las normas, valores, actitudes y conductas.

Cuando los problemas de comportamiento no son considerados clínicos, la intervención psicológica se dirige a informar y asesorar a los padres (proporcionando técnicas de dominio de contingencias, refuerzo, etc...) principalmente. En el trastorno clínico, el psicólogo además deberá trabajar directamente con el niño en tareas de evaluación e intervención como parte del tratamiento.

Lo tienen todo excepto a sus padres

Lo tienen todo menos lo imprescindible. Casas confortables, padres con profesiones de éxito, toda la tecnología casera disponible en el mercado, ropa de marca, dinero para gastos, caprichos... Pero les falta algo. Los adolescentes urbanos procedentes de familias de clase media y media alta empiezan a llenar las consultas de psicólogos y pediatras sociales aquejados del mal de la soledad.

Han crecido casi por su cuenta, a cargo de cuidadoras ajenas a la familia, y sus padres, ocupados a tiempo completo en mantener el estatus social, carecen del tiempo que ellos demandan. Las consecuencias suelen ser perversas: trastornos de conducta, agresividad, enfrentamientos constantes con los padres... 

(Prades, J. (2011). "Lo tienen todo excepto a sus padres". El País. 14.02.2011)

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