Alumnos con necesidades educativas especiales
Los alumnos que padecen estos trastornos requieren medidas extraordinarias (adaptaciones curriculares, apoyos especializados, etc) a lo largo de toda su escolaridad.
Los alumnos que padecen estos trastornos requieren medidas extraordinarias (adaptaciones curriculares, apoyos especializados, etc) a lo largo de toda su escolaridad.
El origen del trastorno grave de conducta (TGC) es multicausal. Además, todos los factores actúan de manera recíproca y en interacción, debiéndose tener en cuenta el momento de su aparición. Las estadísticas indican que los TGC varían en función del sexo, y suele ser al menos tres veces más común entre los chicos que entre las chicas.
Las personas que presentan trastornos graves de conducta deben recibir apoyos y atenciones educativas específicas, desde un enfoque interdisciplinar y sistémico. Será precisa la intervención de diferentes servicios, instituciones u organismos y la implicación de la comunidad educativa, especialmente la familia. Esta también necesita de apoyo personal y social para superar las situaciones de estrés y disponer de orientaciones claras que le permitan comprender y dar respuesta a las necesidades de su hijo o hija.
El NICE (Instituto para la Salud y la Atención en el Reino Unido) publicó una guía sobre conducta antisocial y trastornos de conducta que tiene como principal objetivo fortalecer el diagnóstico y tratamiento precoz de estos trastornos. El NICE apuesta por las terapias conductuales y grupales dirigidas a los niños y adolescentes y también a sus padres. Esta información ampliada puede consultarse en la página del Consejo General de la Psicología en España.
Las normas son las reglas de juego básicas, los límites dentro de los que los componentes de un grupo, de una familia pueden funcionar. Este vídeo nos habla de cuándo y cómo empezar a poner esas reglas de juego.
Aplicar limites y disciplina a los niños es el consejo de la psicóloga María Luisa Ferrerós. Los expertos también recomiendan otros aspectos que son fundamentales para que las normas surtan su efecto: dar buen ejemplo, estar de acuerdo, enseñarles a reflexionar y a razonar, ayudarles a reconocer sus emociones y, sobre todo, dar mucho amor.
El concepto de necesidades educativas especiales fue incluido en nuestro sistema educativo mediante la Ley de Ordenación del sistema educativo (LOGSE,1990), reconocido en la Ley orgánica de calidad de la educación (LOCE, 2002). Posteriormente en la Ley Orgánica de Educación (LOE, 2006) se vuelve más restrictivo y funcional, de modo que “se entiende por alumnado que presenta necesidades educativas especiales aquel que requiera, por un periodo de su escolarización o a lo largo de toda ella, determinados apoyos y atenciones educativas específicas derivadas de discapacidad o trastornos graves de conducta” (artículo 73, LOE).
Nuestros niños y niñas muestran cotidianamente conductas agresivas, de oposición, desobedientes o desafiantes que parecen formar parte de un desarrollo evolutivo "normal". Sin embargo, establecer los límites en donde se debe acudir al profesional de la salud es difícil de concretar.
Las pistas para identificar un trastorno de conducta nos las tiene que dar la frecuencia, magnitud y perseverancia en el tiempo de la conducta en cuestión, en función de la edad del niño. El hecho de que consideremos la manifestación de dicha conducta como trastorno leve (no clínico) o trastorno más severo (clínico), tiene una importancia vital ya que de ello va a depender el tipo de intervención.
Para los profesionales de la Psicología y la Psiquiatría, uno de los manuales de referencia es el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-V), cuya última edición ha sido publicada en 2013 y que, entre otras novedades, ha incluido en el campo de la psiquiatría infantil una nueva patología que ha denominado "desregulación disruptiva del estado de ánimo".
Los trastornos del comportamiento en niños y adolescentes, a pesar de su gravedad, no siempre son reconocidos por los profesionales. Sin embargo, suponen el principal motivo de consulta por el que los niños de entre 5 y 16 años son derivados a los servicios de atención especializada.
Este conjunto de problemas de salud mental se caracterizan por la presencia de conductas reiteradas y persistentes que pueden derivar en comportamientos delictivos, peleas, vandalismo o agresiones a otras personas y animales.
A raíz de la publicación del DSM-V, el periódico El Mundo publicó un artículo que centra su atención en la inclusión de un nuevo trastorno, la "desregulación disruptiva del estado de ánimo" que, según algunos especialistas, podría ayudar en el diagnóstico y tratamiento de los niños que antes se incluían en otras clasificaciones.
Cuando no es sólo un berrinche
Para Arancha Ortiz, especialista en Psiquiatría del Niño y el Adolescente del Hospital Universitario La Paz de Madrid, la nueva etiqueta podría ser muy útil para mejorar el abordaje de distintos trastornos de la psiquiatría infantil. "No es que se esté creando una nueva enfermedad, es que estamos poniendo nombre común a niños que a lo mejor antes clasificábamos con trastornos del ánimo, depresión, trastornos de la conducta...", aclara.
Coinciden con su punto de vista Pelaz y Castro, quien subraya que "las clasificaciones no son malas. Ayudan a mejorar el diagnóstico y son útiles, incluso si en la próxima revisión la investigación demuestra que hay que volver a cambiarlas", remarca.
(Lucio, C. (2013) Cuando no es sólo un berrinche. El Mundo. 28.05.2013)
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