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Neithan haciendo los deberes. Imagen de sukiweb en Flickr. Licencia Creative Commons by sa |
Los padres cada vez se involucran más en el trabajo escolar de los hijos. Según las estadísticas, el 80% de los alumnos de Primaria y el 45% de los de Secundaria reciben alguna ayuda de sus padres. ¿Es esto positivo? Muchos expertos opinan que esta ayuda debe ser muy medida. Las tareas en casa deben ser vistas como un compromiso de los propios alumnos. Por tanto, hay que evitar el error de hacer las tareas con los propios hijos, ya que esto generará una gran dependencia.
¿Cuál debe ser la colaboración que los padres presten a sus hijos? El reportaje del diario EL PAíS "Ayudarles a hacer las tareas no siempre es ayudarles" ofrece algunas claves. También presenta modelos alternativos como el finlandés y nuevas propuestas como la del presidente francés, François Hollande, que abogaba por que los deberes se hicieran en los centros escolares.
"Ayudarles a hacer los deberes no es ayudarles"
“Los padres empezaron a involucrase hace más de una década. No solo por las medidas de conciliación familiar, también porque los padres de ahora tienen al menos estudios medios, algo de lo que no disfrutaron las generaciones anteriores”, explica la pedagoga Maite Rodríguez Estévez, que imparte cursos para educadores y terapeutas. “Eso ha hecho que la relación padre-hijo se escolarice. Lo que importa son los resultados académicos. Todo gira alrededor de esa necesidad y se ha olvidado el inculcar valores, el juego, la responsabilidad... No hay tiempo para otras cosas en las horas que pasan juntos”. La también maestra pone como ejemplo las actividades extraescolares que ya no son en su mayoría deportivas —como tradicionalmente—, sino clases de refuerzo o de inglés. “Hay una obsesión por la cantidad, cuando no se trata de echarle horas”.
Implicarse no puede significar hacerle los deberes al alumno. “El padre se tiene que poner en la posición del entrenador. Un entrenador no corre con el jugador ni tiene que comer las mismas calorías, ni, por supuesto, sufrir sus lesiones. Un entrenador tiene dos funciones fundamentales: organizar y asesorar con el objetivo de mejorar el rendimiento”, argumenta la psiquiatra Orlanda Varela.
Ayudarles a hacer los deberes no es ayudarles. Elisa Silió (El PAÍS).