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Ensayando y retroalimentando

Discurso final de "El gran dictador"

Chica caracterizada de Chaplin
Pixabay/Virtude. Discurso de El gran dictador (Pixabay License)

Lo siento. Pero... yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.

Charles Chaplin. El gran dictador

 

A partir del texto anterior podéis practicar vuestras cualidades en la expresión oral, mientras que, a la vez, podéis evaluar la actuación propia o de los demás ofreciendo retroalimentación con el método MIMO.

Es recomendable que tengas por delante tus apuntes y una hoja donde tomar notas durante la intervención.

Esta dinámica podéis adaptarla a cualquier otro ejercicio de clase.