
Se trata de un tipo de comunicación persuasiva, es decir, que intenta convencer a quien la recibe de que tome una decisión a favor de algún producto o servicio.
El cauce habitual estaría compuesto por una empresa que quiere posicionar en el mercado un producto, una agencia de publicidad que elabora una campaña, unos medios de comunicación que la difunden y unos consumidores que la reciben. En la actualidad, las redes sociales pueden provocar cambios en estas dinámicas a través de figuras como los influencers, a quien los destinatarios de los mensajes quieren imitar.
Por tanto, un mensaje publicitario debe despertar el deseo e incitar al consumo, ya no solo cubriendo necesidades existentes, sino creando otras nuevas como suele ocurrir con la tecnología o el lujo.