Relato
Otro tipo de narración, en este caso caracterizado por su extensión breve, es el relato. Podemos distinguir entre los cuentos tradicionales y los cuentos literarios.
Cuentos tradicionales
En lo que respecta a este subgénero, debemos volver de nuevo la cabeza hacia la tradición oral de origen popular, ya que la autoría de estas obras se pierde en el boca a boca que va de generación en generación. Se trata, pues, de textos anónimos que, por serlo, van cambiando y modificándose a lo largo de la historia a gusto y capricho de aquel que los cuenta. Es lo que sucede en relatos como el de Caperucita o el de Los tres cerditos.
Los Grimm fueron dos hermanos, filólogos, escritores e investigadores que dedicaron parte de su vida a recopilar cuentos de tradición oral. Gracias a ellos conocemos obras como Hansel y Gretel o Cenicienta. Las características de este tipo de textos narrativos son las siguientes:
- Tienen una finalidad moralizadora: intentan, mediante una lección final, influir en el comportamiento de los receptores. No en vano son leído a los niños y niñas con el objetivo de enseñarles valores sociales o prevenirles ante los peligros del mundo.
- Los personajes son planos: se trata de arquetipos que cumplen su función como protagonistas, antagonistas o secundarios y no sufren ninguna evolución a lo largo de la obra.
- El tiempo y el espacio no son reconocibles: se trata de historias que suceden en lugares desconocidos y en tiempos lejanos.
Además de la recopilación de cuentos de los Hermanos Grimm, hay colecciones de cuentos que cuentan con un marco (relatos enmarcados), es decir, que cuentan con un pretexto y una estructura que se repite a lo largo de la obra. Es lo que sucede, por ejemplo con El conde Lucanor, de Don Juan Manuel, y Las mil y una noches.
- El conde Lucanor: el conde tiene un problema de naturaleza práctica y le pide consejo a su criado, Patronio. Este, en vez de aconsejarle con sus propias palabras, le cuenta un cuento o una fábula con una lección final. El consejo siempre es llevado a la práctica de manera satisfactoria por el conde.
Por cierto, las fábulas son relatos similares a los cuentos, aunque normalmente protagonizados por animales. El autor, don Juan Manuel, no los inventa, sino que los recoge de la literatura hindú y árabe.
- Las mil y una noches: aquí Sherezade cuenta un cuento al sultán, pero lo interrumpe cuando llega el alba, prometiéndole continuarlo la noche siguiente. Es así como la mujer evita que su marido la mate, como había hecho con sus anteriores mujeres. Cada noche Sherezade le explica una historia, hasta llegar a las mil y una historias contadas durante las mil y una noches que pasan juntos.
Cuentos literarios
Puede, no obstante, que los cuentos sean de tipo literario. En este caso estamos ante obras creadas por un autor o una autora concreta, que firma su obra. Mientras que los cuentos tradicionales eran de carácter oral, estos cuentos quedan fijados por escrito lo que supone que no se diversifican en diferentes versiones.
Asimismo, estos relatos amplían las temáticas, juegan con los elementos de la narración, usan recursos literarios variados y no tienen necesariamente carácter moralizador.
Muchos autores de novelas u otros géneros, cultivan también este. Es el caso de Carmen Laforet, Miguel de Unamuno, Ramón María de Valle-Inclán, Ana María Matute, Julio Cortázar o Carmen Martín Gaite.
Relatos y redes sociales
La brevedad de este tipo de narraciones ha sido clave para su adaptación a los nuevos tiempos. Encontramos en algunas redes sociales como Twitter o Instagram una nueva forma de contar historias que, además, es interactiva. Estos textos se caracterizan, pues, por su fragmentación y por tener un cierto componente de improvisación, ya que la audiencia puede influir en el desarrollo de la historia. Dejamos a continuación un ejemplo:
Pincha aquí para conocer el relato de Manuel Bartual en Twitter.
Microrrelato
Todavía existen relatos más cortos que los cuentos, son los microrrelatos y se caracterizan, sobre todo, por la condensación de los elementos narrativos dentro de una extensión muy breve.
En estos textos tan breves, en ocasiones de una sola línea, el narrador cuenta una historia, que se construye con los elementos propios del género narrativo: personajes, espacio y tiempo. Eso sí, se hace con la economía narrativa como bandera.
De este modo, “allí” puede ser el lugar donde transcurre la acción; “ayer”, el tiempo; “ella”, el personaje; y cualquier verbo, la acción. Esta reducción a la mínima expresión de los recursos lingüísticos y literarios convierte a estos relatos en sugerentes, es decir, el lector tiene que poner su imaginación en marcha para rellenar los huecos que deja el autor en la historia, incluso a veces debe imaginar un final, porque el escritor lo ha dejado abierto. Son también habituales, los giros argumentales y la sorpresa.
En este vídeo se pueden escuchar algunas muestras de microrrelatos que pueden ser interesantes para ilustrar estos datos: