Los personajes son los seres (personas, animales o cosas), reales o ficticios, que protagonizan o participan en los hechos que se relatan. No todos los personajes de una historia tienen la misma relevancia, dependerá del papel que desempeñen dentro de la trama, aunque todos ellos cumplen una función.
En la presentación de los personajes es importante que el lector o receptor se cree una imagen más o menos completa de ellos. Usaremos la descripción para tal fin, porque ella nos ayudará a concretar los rasgos físicos (prosopografía) y los de su personalidad (etopeya), que en suma darán lugar a la prosopopeya o retrato de los personajes.
De este modo, clasificamos a los personajes según la importancia que su comportamiento o sus acciones tengan para que la historia avance o para que se cumplan ciertos objetivos:
Principales
- Protagonista: es el personaje que lleva el peso de la acción. Generalmente, quiere llegar a un objetivo, aunque suele haber algo que se lo impide. Por ejemplo, Caperucita roja quiere llevarle la comida a su abuela, ese es su objetivo.
- Antagonista: es aquel personaje que se interpone entre el protagonista y su objetivo, como el lobo, que impide que Caperucita le lleve la comida a la abuela.
Secundarios
- Suelen estar cerca del personaje protagonista o del antagonista y les ayudan en su propósito.
- También colaboran en el dibujo de esos personajes principales y, gracias a ellos, el lector receptor puede conocerlos mejor.
- Muchas veces los protagonistas tienen un ayudante y, en muchas ocasiones, se trata de un animal personificado. Es el caso de el mono de Aladín y el loro de su antagonista, Jafar.
Figurantes
- Aunque puedan no tener una función dentro de la acción, sí la tienen en la creación de un ambiente determinado e incluso pueden colaborar a dar sensación de verosimilitud dentro de un relato. Así, si hay una guerra, es lógico que nos encontremos con un ejército.
Estos personajes, además, pueden tener un nivel de complejidad diferente:
Planos
- Son aquellos seres arquetípicos, sin ninguna profundidad psicológica y que no avanzan ni crecen a lo largo de la historia.
- Por ejemplo, los personajes de los cuentos tradicionales son planos, porque al narrador no le interesa profundizar en su complejidad, sino mostrar alguna característica concreta de su personalidad para, finalmente, transmitir una lección al receptor.
Redondos
- Se trata de personajes con caracteres complejos, que no se ciñen a etiquetas y que crecen y evolucionan a lo largo de la novela.
- Las novelas modernas suelen estar protagonizadas por este tipo de personajes, que interesan al lector precisamente por esa complejidad con la que puede empatizar o en la que se puede ver reflejado.
No olvides que su voz puede aparecer a través de tres mecanismos diferentes, tal y como hemos visto en "Aproximación al concepto de texto narrativo":
- El estilo directo.
- El estilo indirecto.
- El estilo indirecto libre.