Retroalimentación

Nuestra relación con el mundo se basa en la comunicación. Todo nuestro desarrollo como seres humanos depende de este proceso. Tú mismo lo puedes comprobar si echas la vista un poquito para atrás y recuerdas tus primero llantos, risas, después tus primeros dibujos, palabras, gestos, sonidos... Solo buscabas decirle algo a alguien, y aunque al principio te resultaba difícil, ya nada se te resiste. Tu poder comunicativo casi te convierte en un superhéroe que con solo nombrar lo que te rodea consigue una reacción de quien te escucha.

Y si piensas en esto, todos los seres humanos hemos sufrido la misma evolución. Desde los primeros sonidos emitidos por nuestros antepasados primitivos hasta el avanzado lenguaje de los ordenadores, lo que siempre hemos buscado es transmitir un mensaje adecuado.

De eso trata nuestro primer asunto: de la comunicación y de la expresión apropiada de nuestro pensamiento, de cómo debemos adecuar nuestras palabras a las distintas situaciones y contextos y por qué debemos ajustarnos a una serie de reglas para que todo esto cumpla sus objetivos.

¡Empezamos!