Los fragmentos sin dueño
En nuestro siguiente reto practicaremos una destreza necesaria para cualquier pensador o pensadora, la capacidad de comprensión. Para ello leeremos varios textos y, en grupo, decidiremos a qué teoría de la verdad corresponde.
Antes, como es natural, deberemos conocer las distintas corrientes acerca de la verdad que se han defendido a lo largo de la historia de la Filosofía.
Ya sabemos por nuestros entrenamientos anteriores que la búsqueda de la verdad es algo muy importante para los filósofos pero, ¿qué es la verdad?
La verdad puede ser entendida de dos maneras. Por un lado la verdad significa que nuestros pensamientos e ideas son correctos, es decir, se corresponden con la realidad. Nuestros pensamientos y creencias son verdaderos cuando lo que pensamos o decimos es un reflejo del mundo exterior. Esta es la concepción de la verdad epistemológica (verdad del conocimiento).
Por otro lado, podemos hablar de la verdad como una propiedad de la realidad. Si tenemos un billete falso podemos decir que no es un billete de verdad. O si tengo una planta de plástico en mi salón también podemos decir que es una planta falsa, no es de verdad. Esta manera de entender la verdad como propiedad de las cosas es la verdad ontológica (onto= ser, logía= ciencia. Ontología es el estudio de los seres).
Lo curioso es que muchos filósofos han considerado que no es posible saber o estar seguros de si nuestros pensamientos (verdad en sentido epistemológico) o de si el mundo que nos rodea (verdad ontológica) son como parecen ser. Es decir, muchos pensadores han defendido que la verdad no se puede alcanzar o que, si se puede alcanzar, no es igual para todos.