A mis 12 años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: «¡Cuidado!». El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: «¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?» Ese día lo supe. Ahora sabemos, además, que los mayas lo sabían desde los tiempos de Cristo, y con tanto rigor que tenían un dios especial para las palabras.
Gabriel García Márquez. Botella al mar para el Dios de las palabras. Discurso inaugural del I Congreso Internacional de la Lengua Española. Zacatecas. Méjico. 7-11 de abril de 1997.