- Profe, el cuento que has subido al blog sí tiene autor, don Juan Manuel. ¡Mira, este no es anónimo, uno que quería pasar a la Historia!
- Pues así es, efectivamente, Dani. Este escritor, infante, emparentado con Alfonso X el Sabio, era extremadamente individualista. En primer lugar, quiso firmar su obra, con un fuerte sentido de lo que hoy llamamos "propiedad intelectual". Además, la retocaba continuamente, en busca de la mayor perfección. Es importante, además, por ser una muestra de cómo la aristocracia deja de ser una clase inculta; se adelanta al Humanismo del siglo XV con su combinación entre hombre de armas y hombre de letras.
- Da igual, otro que quiere enseñar algo, seguro, parece que en la Edad Media no había otro interés.
- No exactamente, Sergio. Mirad, es cierto que don Juan Manuel se engloba dentro de esta tradición didáctico-moralizante; pero también lo es que, además de educar, quiere entretener, es decir "enseñar deleitando".
- Pero entonces... estos cuentos sí son suyos, ¿verdad? No son tomados de la tradición oral.
- Espero, porque vamos, así escribe cualquiera, ¡no te digo! ¡Como no había derechos de autor cada uno copiaba lo que le parecía, qué morro!
- Vamos por partes. En primer lugar, el concepto de obra original en la Edad Media no es el mismo que el que nosotros tenemos en la actualidad. En segundo lugar, pronto vais a comprobar si es fácil imitar a un modelo. Me encanta veros tan interesados por este personaje al que conseguiremos conocer un poco más a fondo, ya veréis.