Reflexión
El poeta Coleridge recibió un día la visita de un admirador. Cuentan que en el transcurso de la conversación, surgió el tema de la niñez y la educación.
- Creo, afirmó con rotundidad el visitante, que debe dejarse a los niños total libertad para que piensen y actúen desde que son muy pequeños y que puedan tomar sus propias decisiones sin que nosotros intervengamos. Solo así podrán desarrollar al máximo toda su potencialidad.
- Ven a ver mi jardín de rosas, le dijo Coleridge, acompañando a su admirador hasta el jardín.
Al verlo, el visitante exclamó:
- ¡Pero esto no es un jardín... esto es un patio lleno de maleza!
- Solía estar lleno de rosas, dijo el poeta, pero este año decidí dejar a las plantas de mi jardín en total libertad de crecer a sus anchas sin atenderlas. Y este es el resultado.
Un jardín de rosas (Ámame para que me pueda ir). Jaume Mercé y María José de Angla.