Hay veces en que los números que se han ordenado no tienen ninguna relación con el lugar que ocupan, como pasa con los dorsales de los atletas en la carrera, pero en otras ocasiones sí la tienen. En este caso existe una ley de formación, es decir, una fórmula que nos permite conocer cuál es el número que sigue a los que conocemos o que ocupa un lugar determinado. Gracias a esta fórmula, podemos conocer cuál es el término que ocupa un lugar cualquiera n, y lo llamaremos término general de la sucesión.
Por ejemplo, en la sucesión 2, 5, 8, 11, 14, .... puedes observar una clara regla de formación: cada número se obtiene sumando 3 unidades al número anterior, es por lo tanto, muy fácil hallar el número que continúa que será el 17. El término general de la sucesión sería an = 3n-1. Puedes comprobar fácilmente que si sustituyes n por 1, 2, 3, ... vas obteniendo los términos de la sucesión.
A veces, te encontrarás sucesiones en las que no exista un término general o una ley de formación, pero en las que, sin embargo, haya una propiedad que cumplan los números y que nos permita construir la sucesión. Por ejemplo, la sucesión 2, 3, 5, 7, 11, 13, 17, ... es la formada por los números primos y la 3; 3,1; 3,14; 3,141; 3,1415; ... está formada por las aproximaciones del número .